Hay rivales a los que no se les puede otorgar la más mínima ventaja. Que cuentan con la jerarquía necesaria como para sacar máximo provecho de los yerros ajenos. Y Lanús demostró ser uno de ellos. Aunque para hacer pesar sus virtudes, contó con la complicidad de un Central que, como en partidos anteriores, fue frágil y endeble desde lo defensivo.
En la tarde de ayer, en Arroyito, el Granate exhibió credenciales de equipo práctico y efectivo. Y con eso le alcanzó para llevarse una victoria más ajustada en el marcador que en el trámite, que le permitió quedar a dos del líder River.
No le sobró nada a Lanús. Fue apenas 2 a 1. Con un Central que reaccionó desde el 0-2.
Y dejó flotando en el Gigante la sensación de que podría haber rescatado un punto.
Aunque lo hizo mucho más a partir del coraje y la vergüenza, que por juego asociado.
El partido arrancó con buen ritmo. Pero fue la visita quien empezó a gestar las mejores jugadas de ataque. Es que, con sus problemas de retroceso de casi siempre, Central quedó expuesto. Y en una distracción defensiva compartida por Aguirre y Delgado, Lanús empezó a ganar el partido. Araujo habilitó a Romero, y el goleador definió de caño ante el achique de Caranta.
En el arranque del complemento, el Grana tuvo sus chances de aumentar. Y otra vez aprovechó una de ellas. En una pelota detenida, ejecutó bien Velázquez, y cabeceó mejor Martínez, anticipando a una defensa dormida.
Russo hizo cambios. Y el Canalla reaccionó. Acuña y Valencia saltaron a la cancha. Y el oportunismo de Cachete permitió el descuento, y a la vez, generó esperanza.
Con el local jugado en ataque, Lanús dispuso chances para cerrar el partido. Pero no pudo. Y en un tiro libre de Delgado que se estrelló en el travesaño, casi empata el Canalla.
Perdió Central, y quedó fuera de combate en el segundo de los tres frentes que peleaba en este semestre, el torneo local. Ahora, sólo le queda la Copa Argentina. Y el jueves, ante River en San Juan, buscará seguir avanzando.
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