Los mismos errores, los mismos aciertos. Pero esta vez no fue suficiente y la historia terminó en empate. Sigue regalando un tiempo, luce ajeno al juego y le cuesta meterse en competencia. Pero, otra vez, en el complemento la cosa cambió y fue Central el protagonista excluyente. Por situaciones pareció que mereció más, a tal punto que el arquero De Giorgis fue la figura de Rafaela. Pero al fútbol canalla le faltó vuelo.
Jonathan Ferrari tuvo un debut para el olvido: se dio que le tocó entrar como lateral por derecha, pues las lesiones de Paulo Ferrari y Pablo Álvarez dejaron un hueco que había que cubrir. De arranque cometió un torpe penal sobre Federico González, y a partir de ahí se mostró vulnerable ante el ataque del dueño de casa. En realidad todo Central miraba más que lo que intentaba jugar. Ni siquiera la expulsión de Adrián Bastía fue aprovechada por la visita. Once contra diez, fue más o menos lo mismo. Tiempo regalado y a remar en el complemento.
En el segundo tiempo, con el ingreso de Franco Niell por Ferrari, Central inició la levantada. Con más ímpetu y deseo que claridad, pero fue arrollando a Rafaela. Mucho más cuando Marco Ruben empató el partido en el inicio. Esta vez no hubo derroches de habilidad del pibe Cervi, todo fue cuesta arriba.
Otra vez regaló un tiempo y reaccionó en el segundo. Perdió los primeros puntos del torneo, pero demostró que tiene actitud para buscarlo hasta el final. Una mano en la barrera ante un tiro libre de Cervi, sobre la hora, debió ser sancionada penal por Germán Delfino, quien la cobró fuera del área, en un claro error.
No ganó por primera vez en el torneo, pero el empate sirve. Sin jugar su mejor partido, y ni siquiera lo hizo bien, pudo haber resultado vencedor. Aunque no hubiera sido justo.
