No hay caso. No encuentra ni el funcionamiento, ni el resultado. Rosario Central empató anoche con Tigre en Victoria. Fue 1 a 1, y si bien así cortó una serie adversa de tres derrotas consecutivas en esta Superliga, aún lleva 12 encuentros sin ganar por el torneo local. Estos números son tan alarmantes como la falta de juego que volvió a exhibir, especialmente en el primer tiempo, el equipo de Paolo Montero. Un técnico que se mantiene aferrado a su cargo, únicamente, por la expectativa que genera el estar instalado en las semifinales de la Copa Argentina.
Más allá de la reacción que evidenció en la segunda parte, ligada más a lo actitudinal que a lo futbolístico, Central sigue sin ganar en el torneo doméstico. Algo indispensable de cara a lo que viene, tomar confianza para afrontar las instancias finales de la Copa.
El partido comenzó en alta intensidad. Aunque con cierta desprolijidad, los dos salieron a buscar, y el juego se hizo de ida y vuelta. En esa coyuntura, Tigre insinuó estar más cómodo que Central. Y el local contó con la capacidad para trasladar esa sensación al marcador.
Fue a los 15 minutos, cuando Menossi aprovechó las libertades que otorgaban los volantes auriazules. El mediocampista capturó un rebote en el borde del área y metió un zurdazo inatajable para Ledesma.
En ventaja, Tigre cedió la iniciativa, y se dedicó a esperar en su campo. Le entregó la pelota al equipo de Montero y apostó por defender en con las líneas apretadas, en pocos metros, y tratar de sacar la contra.
Pero ni Central supo sacar rédito de la posesión en campo rival, ni el Matador contó con la precisión como para generar peligro en las escasas réplicas que dispuso.
En el complemento se acentuaron las posturas de la primera parte. Pero Central fue más profundo, buscando generar desequilibrio por las bandas. Y eso lo hizo más peligroso respecto de lo que había mostrado en la primera mitad.
Además, Tigre se metió demasiado atrás, y permitió que los auriazules generaran peligro con tan solo meter la pelota en el área. Así llegó el gol de Ruben, a los 36, tras un remate lejano de Martínez.
En el tramo final del encuentro, el Canalla mostró mayor aptitud para buscar el triunfo. Pero siempre respaldado en el empuje antes que en el funcionamiento. Y con esa sensación, la de un Central que pretendía algo más, se terminó el partido. Y los de Arroyito estiraron aún más una racha que preocupa.