No luce, no brilla, no golea, no le sobra casi nada. Pero el Central de Juan Antonio Pizzi pelea, presiona, corre y, por sobre todas las cosas, es ordenado y efectivo. Con esas virtudes, le alcanzó ayer para volver a ganar. Esta vez, en la segunda fecha del torneo de la B Nacional, el Canalla derrotó a Gimnasia de La Plata por 1 a 0. Y lo hizo en un colmado Gigante de Arroyito con un gol de Gonzalo Castillejos a los 20 minutos del primer tiempo. Así, los auriazules cosecharon la segunda victoria en igual cantidad de presentaciones. Y, aunque el torneo recién empieza, encendieron la ilusión del hincha en el sueño del retorno a primera.
Es que en estos 180 minutos que lleva transitados en el campeonato, el equipo de Pizzi entregó algunas señales de seriedad. Desde la última línea, la simpleza y la seguridad con la que resuelven Leonardo Talamonti y Matías Lequi, genera serenidad al resto. En el medio, Julio Mozzo contagia desde su entrega a la hora de presionar y recuperar. Pero también impone presencia en un sector clave del terreno, en particular para cómo se juega en esta divisional. Y Castillejos es hasta aquí el goleador indispensable para apuntalar una estructura que, al menos por ahora, depende más del error ajeno que del acierto propio para alcanzar el objetivo. Como en el primer partido, ante Defensa y Justicia, cuando quedó de cara al gol, no perdonó.
Ayer ante Gimnasia, el primer tiempo fue todo lucha. El Lobo platense bloqueó las bandas y así impidió que Central prosperara por los laterales. Pero además, el ordenado equipo de Ingrao presionó bien en el medio, y no les dio tiempo a los volantes canallas para elegir los caminos hacia Monetti. Así, a los auriazules les costó horrores generar situaciones de peligro. No hubo volumen de juego. Pero ante la primera falla rival, Castillejos facturó. Masuero despejó mal un córner y la jugada terminó en gol del nueve de Central.
En el complemento, el visitante se empezó a desordenar. Es que en la búsqueda del empate, el Lobo se adelantó en la cancha, y entregó espacios. Fue entonces cuando empezó a gravitar la velocidad de Antonio Medina. Rápido de reflejos, Pizzi mandó a Carrizo a la cancha para aportarle un socio al desequilibrante Medina.
Pero al Canalla le faltó precisión en los últimos metros para cerrar el partido. Volvió a ganar Central. Y si bien asoma como un equipo serio, duro y batallador, todavía tiene mucho por mejorar en cuanto a la generación ofensiva. De todos modos, al menos por ahora, le alcanza para disfrutar de este arranque matemáticamente perfecto.
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