Ganó y goleó. Quedó cerca del objetivo de quedarse con su grupo. Jugó de menor a mayor. Tuvo más jerarquía que su rival y en varios pasajes, a pesar de no haber tenido un funcionamiento regular durante todo el partido, se notó. Alcanzó el quinto juego sin caídas y consolidó algunas actuaciones de jugadores que venían con algunos cuestionamientos.
Marcelo Miño y Damián Martínez, dos de los más resistidos en el último tiempo, tuvieron un buen desempeño; especialmente el arquero que dio seguridad en toda la tarde y tuvo una gran respuesta que le hubiese permitido al rival ponerse en partido.
El primer tiempo fue flojo. Al equipo del Kily le costó muchísimo generar juego y el sector izquierdo de su defensa fue una invitación constante para que el rival ataque. A pesar de esto, ambos conjuntos se dividieron las acciones de riesgo. El rival tuvo dos claras pero el palo y la mala puntería de Leguizamón le impidieron abrir el marcador. Algo que consiguió el Canalla en la última jugada del capítulo inicial.
El juego fue opaco. Y lo ratificó el propio entrenador cuando no paró de dar indicaciones en el momento en que el árbitro paró el partido para tomar agua. Lo poco que hubo para destacar, en cuanto a funcionamiento, fue cuando Vecchio y Rinaudo pudieron asociarse; pero a esa sociedad le faltó un tercer eslabón que nunca apareció. Pero en el fútbol, desde su misma creación, no se trata de merecimiento. Y fue Central quien quebró la parda después de que Laso cabeceara a la red tras un córner de Vecchio. El defensor era otro de los que venían con cierta irregularidad, pero ayer en el Gigante no solamente gritó su primer gol en primera, sino que también tuvo una muy buena producción.
Tras el descanso, Central achicó líneas hacia atrás y no se puso colorado en hacerlo. Para colmo Almada, de buen partido, salió lesionado y el Kily mandó a Rinaudo a la cueva y le dio minutos a Zabala. Hasta que Gamba no dio por perdida la pelota y el hijo de Gallardo le cometió un penal más grande que el Gigante. Vecchio se hizo cargo de la ejecución y lo cambió por gol. Allí se terminó el partido. Central encontró muchos más espacios, controló bien la pelota, fue sólido en defensa y por momentos se floreó en su juego. Y cuando el partido esperaba el pitazo final apareció Francisco Lo Celso para convertir un gol digno de su hermano.
Central quedó a un paso de cumplir el objetivo de quedarse con su grupo, volvió a terminar con el arco en cero y de a poco algunos jugadores comienzan a consolidarse.
Lo malo fue que hubo dos jugadores que no pudieron terminar el juego por lesión y que perdió a Rinaudo para el partido que viene.
Si bien continúa faltando un mayor funcionamiento colectivo está claro que lo más importante lo logró: ganar para luego corregir errores en la semana con otro ánimo.
Sólo una catástrofe frente a Lanús en la última fecha privaría al Canalla de jugar una final de la Fase Complementación con el primero del otro grupo, que hoy es nada más ni nada menos que Newell’s. Por eso hay mucho olor a Clásico, resta apenas un pasito para que se haga realidad.