Se acostumbró a sumar de a tres. Rosario Central estiró su racha ganadora ayer al vencer a Atlético Tucumán por 2 a 0. Y, más allá de las formas, dio otro sólido paso hacia el objetivo de máxima: la vuelta a primera división.
Sin un juego vistoso, lejos de los lujos, pero sacando provecho de los errores del rival, el equipo de Juan Antonio Pizzi cumplió con su deber. Es que en este tramo decisivo del torneo, el Canalla defendió la punta ante su gente. Se bancó la presión. Y, aprovechando el inesperado resbalón de River Plate en el Monumental ante Guillermo Brown de Puerto Madryn (2 a 2), se transformó en único líder del torneo cuando quedan por jugarse tan sólo cuatro fechas.
Es cierto que a Central le costó cerrar el partido ante un rival limitado, que jugó más de 70 minutos con un hombre menos por la expulsión de Carlos Fondacaro. Pero también es verdad que los auriazules no pasaron zozobras en defensa, donde, más allá de la ausencia del lesionado Matías Lequi, mostró la misma solidez de encuentros anteriores.
El Canalla encontró el partido relativamente rápido. Cuando se insinuaba mejor que Atlético Tucumán, llegó el torpe penal de Fondacaro sobre Castillejos. Y la jugada marcó el destino del juego: el goleador no perdonó y el defensor del Decano se fue al vestuario expulsado.
Arriba en el marcador, y con un hombre más, el Canalla no se decidió por ir a buscar el segundo. Es más, con Méndez y Gómez demasiado imprecisos, al equipo de Pizzi le costó gestar situaciones de gol. Alguna corrida de Medina, y las ganas de Castillejos, no más. Con eso, no alcanzó para estirar la ventaja. Así, de a poco, los auriazules se empezaron a conformar, peligrosamente, con la mínima diferencia.
Para el complemento, el panorama no se modificó demasiado. Pero Pizzi mandó a la cancha a Biglieri y a Monje. Entre ambos, armaron la jugada que terminó en gol de Saviolita. Allí mismo, en el 2 a 0, se terminó el partido.
Volvió a ganar Central. Hilvanó la séptima victoria al hilo en el torneo, recibiendo un solo gol en contra en esos 630 minutos. Y, lejos de los lujos, continúa dando muestras de equipo serio, duro, difícil de vencer.
De todos modos, lo más importante a esta altura de la historia, es que el Canalla sigue dependiendo de su suerte para llegar al objetivo.