Lo ganó porque fue el que más buscó. Sin brillo aunque con la misma enjundia de siempre logró otros tres puntos fundamentales en la lucha por el ascenso y estiró la racha a nueve alegrías consecutivas. En un partido mediocre, chato el que se equivocaba lo perdía y Central contó con la complicidad de Sessa, que se equivocó inexplicablemente en un saque de arco que derivó en el penal a Toledo que Encina lo cambió por gol.
Central no jugó bien, pero volvió a dar sobradas muestras de que es un equipo serio, un equipo candidato al ascenso en el mes de junio.
La parte inicial fue mala. Lagos jugó disperso y Encina no encontró profundidad por su sector. Encima Méndez no levanta su nivel, muchas cosas en contra en un equipo que depende de estos tres para doblegar al rival.
El rival, poco y nada. Solamente la experiencia de Núñez y algunas arremetidas de Strillevsky.
El descanso encontró a los hinchas disconformes, y a Russo molesto por la forma en que había jugado el equipo.
El complemento comenzó de la misma manera, aunque el Canalla se apoderó rápidamente de la pelota y con ella comenzó a inclinar la cancha hacia el arquero Sessa. Los minutos fueron corriendo y la impaciencia de los presentes no tardó en llegar. Los únicos que no la padecieron fueron los jugadores.
El quiebre, como en todo partido chato, estuvo tras un error: Sessa sacó mal desde su área y Toledo, con los ojos bien abiertos controló el balón con el pecho y encaró. Ya en el área fue derribado por Alan Pérez, que debió irse expulsado, y Rapallini cobró penal. Penal que Encina, con una excelente ejecución cambió por gol.
Central pudo volver a marcar, pero no lo hizo. El rival se quedó sin nafta y la victoria quedó asegurada antes del final.
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