El sentido común indica que las lesiones deportivas se producen, en general, por una inadecuación de la resistencia de los tejidos con respecto al esfuerzo físico que deben soportar. Una frecuencia inusualmente alta de lesiones en un plantel deportivo sugiere esa circunstancia, y abre el interrogante respecto de su eventual evitabilidad.
En los últimos dos años, nueve jugadores de Central padecieron lesiones ligamentarias en las articulaciones de la rodilla y del tobillo. Comparado con otros planteles profesionales del fútbol argentino, la cifra parece importante. En consecuencia, cabe plantearse si existen o no razones causales específicas de ese problema en este caso.
Si las hubiera, deberían encontrarse en algún aspecto perfectible del proceso de preparación física de los jugadores. En este campo, entre los conceptos que se manejan a diario, destacan el entrenamiento de la fuerza y el de la potencia de los músculos, y el desarrollo de destrezas en los gestos particulares que el deporte requiere efectuar. El entrenamiento de la fuerza muscular procura robustecer los tejidos blandos afectados por los músculos entrenados. En tanto, el entrenamiento de la potencia (velocidad con que los músculos liberan la fuerza desarrollada) y el de las destrezas, contribuyen a evitar las circunstancias que determinan las lesiones por exceso de carga, sea mejorando la calidad de los movimientos propios del jugador, o su capacidad para esquivar lesiones producidas por movimientos torpes o intencionales de otros.
Si así ocurriera en este caso, cabría pensar que la relativa frecuencia de las lesiones referidas podría derivar, en gran medida, de una inadecuación del entrenamiento o de la preparación física relativa a alguna(s) de esas tres valencias respecto de las exigencias del partido de cada fecha. Así, una posible solución a este problema podría consistir en una optimización de los métodos de preparación física, entrenamiento y evaluación de los jugadores del plantel.
Seguramente, un análisis de los casos particulares de lesiones ya producidas podría orientar un razonamiento que permita enfrentar causas con efectos, y peligros con soluciones.
En este sentido, nadie mejor para entregar su mirada sobre esta temática que el doctor Hernán Giuria, actual médico del plantel auriazul.
Según Giuria, “el 90 por ciento de las roturas de ligamento cruzado anterior en la rodilla son atraumáticas”. Y los ejemplos más claros que aparecen son los casos de Jorge Broun y Mario Paglialunga, quienes se lesionaron “solos”, sin mediación de un agente traumático.
El médico de Central aclaró también que varias de las lesiones ligamentarias verificadas en este tiempo se debieron a traumatismos en acciones de juego. Tales los casos de Kily González y Guillermo Burdisso, por ejemplo.
Para Giuria, existe una gama de factores que puede colaborar a que se presenten lesiones ligamentarias. “Desequilibrios musculares, fatiga muscular que genera incoordinación, superficies de juego o de entrenamiento demasiado rígidas, calzado inapropiado, y entrenamiento físico erróneo o sin la planificación adecuada”, son los principales puntos que destacó Giuria sobre el tema.
¿Existe una prevención para este tipo de lesiones? Evidentemente, como algunas se producen a raíz de traumatismos, no habría una “vacuna” eficaz al ciento por ciento. Pero, de todos modos, un adecuado entrenamiento prepara indudablemente mejor, a los tejidos y al deportista, para enfrentar traumatismos.
Entre algunas de las “recetas” que dio Giuria aparece el “entrenamiento neuromuscular” que, según estudios publicados en revistas científicas internacionales, “reduce el riesgo de las lesiones ligamentarias en un 70 por ciento”.
Además, Giuria considera clave un monitoreo del “entrenamiento de fuerza muscular, de estudios biodinámicos de la carrera y de estudios isocinéticos”, que permiten detectar desequilibrios musculares. Y también un “entrenamiento específico de todas las variables que se dan en un partido: aceleración, frenado, salto, cambio de dirección”, entre otros.
¿Es casual que se hayan lesionado tantos jugadores en estos últimos dos años? ¿Tuvo Central “mala suerte”? La sensación que flota tras los datos recogidos es que el azar puede haber jugado en contra, pero sólo como un mal menor.
En cambio, el hecho de que en este tiempo hayan trabajado ocho cuerpos técnicos diferentes, con sus preparadores físicos incluidos, asoma como un factor más relevante que el azar para explicar la ocurrencia de esta cantidad de lesiones.