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Central lo revirtió con el corazón

El equipo de Montero hacía todo mal, pero sacó a la luz su chapa copera y se metió en la semifinal de la Copa Argentina.

¡Qué viva el fútbol! Dice hasta el hartazgo un relator de televisión. Y ayer en Córdoba se vivió un verdadero partidazo. Un encuentro decisivo que tuvo de todo: goles, expulsiones, penal atajado y remontada. Pero hubo un sólo equipo que terminó festejando y ese fue Central. El Central que cuando se pone en “modo Copa Argentina” es capaz de quedarse con un partido como el de ayer y seguir soñando en esta competencia que lo tuvo como finalista en sus tres últimas ediciones y que ahora lo puso como firme candidato para llegar a la cuarta.

La remontada de Central rozó lo épico. Es que de arranque se quedó con uno menos, se fue al descanso abajo por dos goles, con un penal atajado y un futuro hipotecado. Pero el fútbol es sorprendente y no conoce de lógicas. Godoy Cruz tuvo para liquidarlo y no lo hizo. El equipo de Montero no se dio por vencido y tuvo su gran premio.

Los jugadores pusieron todo y dieron vuelta la historia. Una historia que iba sí o sí  a un final infeliz para Central. Pero que la revirtió con una entrega encomiable.

De arranque la planificación que había hecho el cuerpo técnico se desmoronó. En diez segundos de partido Tobio no pudo controlar la pelota y se la robó el Morro García. Este encaró  sin obstáculos hacia el arco y el defensor auriazul lo bajó antes de ingresar al área. Penel lo terminó expulsando. Encima, tras cartón, Fernández no dio por perdida una pelota y se la cedió a García para marcar el gol. Montero movió las piezas: a la cancha Romero y Pereyra afuera. Central era un verdadero desconcierto y solamente iban 15 minutos.

Con el correr de los minutos Central se acomodó en el partido. En un ataque canalla Parot desbordó y tiró el centro. A Herrera lo sujetaron y Penel marcó penal. Ruben tomó la pelota y agudizó su pésimo momento, remató anunciado y Burián contuvo.

Minutos después nadie marcó a Angileri que tras un córner convirtió el segundo. Un primer tiempo de terror. Leguizamón no pudo salir a jugar el complemento por una lesión  y Montero mandó a la cancha de Ortiz, que llegó como apuesta. Luego sacó a Herrera para que Zampedri acompañe a Ruben. El rival continuó con la misma postura del primer tiempo: achicar para atrás y salir de contra. Y si bien tuvo oportunidades, Correa eligió siempre mal.

La esperanza canalla llegó en los pies de Camacho, premio a ir a buscar siempre, que con un zurdazo metió a Central en partido. Y las ilusiones del Canalla se acrecentaron cuando Penel, de muy buen arbitraje, expulsó a Pol Fernández. Las mismas se hicieron realidad tras la gran definición de Carrizo para el 2-2.

El Tomba no sintió el gol en contra y fue en busca del suyo. Pero el Morro desperdició, minutos después del empate, las dos que tuvo. El partido volvió a crecer en emoción, Central le pegó dos veces al  travesaño.

Sobre el final el Canalla iba a tener el premio a su entrega y sacrificio. Zampedri de cabeza metió el gol de la victoria, el de la clasificación a la semifinal de la Copa, le alargó la vida del cuerpo técnico e hizo que los miles de hinchas que fueron a Córdoba se vuelvan eufóricos a Rosario.

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