De manera poco creíble Central le regaló un punto a Racing cuando al partido no le quedaba nada. Claro que antes de esta situación, Donatti cometió un error imperdonable para un futbolista maduro. Estando amonestado se hizo expulsar por seguir deliberadamente una acción anulada. Una locura que dejó a Central con uno menos a doce minutos del final. Y Racing, algo así como un manojo de nervios sin ideas, lo empató con una arremetida de Hauche. ¿Injusto? No. Las torpezas se pagan caro.
Está claro que la tarea se le facilitó al canalla cuando en el quinto minuto de juego, en lo que fue el primer desborde de Ferrari, Castillejos abrió el marcador y dio por tierra el planteo previo de Reynaldo Merlo. Empezaba otro cotejo, y Central supo jugarlo desde el comienzo. Cambió la actitud de los volantes, mucho más combativos en los dos partidos anteriores. Con Encina y Lagos trabajando para el equipo, y Nery Domínguez más cerca de los centrales para cubrir descuidos.
Todo funcionó bien, en los primeros 45 minutos. Porque Lagos además de recuperar jugó, muchas veces ocupando la posición de enganche porque se paró por el medio. Encontró un gran ladero en el pibe Acuña, quien recostado sobre la derecha fue un problema para Cahais, siempre le metió la diagonal para buscar su remate de zurda, algo que hace muy bien.
El complemento fue tedioso. Racing obligado a ir a buscar el arco de Caranta mostró su falta de creatividad, y Central careció de profundidad para liquidarlo. Eso le fue dando aire a la visita, que estaba a un gol de un empate que por juego le quedaba lejos.
Cuando Miguel Russo se disponía a cerrar el partido poniendo a Ledesma por Lagos, se lesionó Domínguez y el cambio fue por Nery. Enseguida apareció en escena Donatti, vio la roja, y Racing fue con lo que tenía, Casi nada, pero le alcanzó para castigar al irresoluto Central y robarle un partido que estaba ganado.