Para ubicar el partido jugado por Central hay que pararse en las antípodas del clásico. Fue un horror, propio de la irregularidad que muestra en el torneo. Belgrano lo arrebató de arranque y se quedó con todo el premio.
Pocas veces puede verse un equipo tan dormido como se notó Central en los primeros quince minutos de partido. En ellos Belgrano anotó por medio de Furch, Zelarrayán lo perdió por poco, y no definió el pleito por falta de convicción para atacar.
Como dato ilustrativo, Becker tocó la primera pelota en el minuto 11 de juego. Berra anduvo a los tropiezos, como si la vincha le tapara los ojos, y hasta Caranta pensaba en otra cosa, el cabezazo de Furch le pasó entre las piernas. Rigoni fue una tromba por derecha, Zelarrayán el socio justo, pero el Pirata solo sacó un gol de diferencia. Eso mantuvo vivo a un Central que regaló una etapa completa.
Nada varió en el complemento, aunque a los 10 Olave tuvo que esforzarse por primera vez para tapar un remate de Barrientos, bien dirigido. Pero, no mucho más pasaba. Central buscaba por arriba pero no estaban Abreu y Niell, y Valencia no siente la pelea cuerpo a cuerpo, no gana jamás. Belgrano, mientras tanto se aferraba al triunfo con sus precarias armas.
El final fue monótono, a Central nada le iba a salir. En el primer tiempo no pateó al arco, y apenas cuatro veces lo hizo en el complemento y desde lejos. Belgrano, mostró una falta de puntería asombrosa ya que acertó un solo remate, el gol. Después tuvo nueve intentos, todo desviado. Quizás esto grafique el por qué del exiguo uno a cero.