Central tuvo un inicio a puro fútbol, pero se quedó y lo perdió en el final. Salió a jugarlo como se tienen que disputar estos partidos. La levantada después del empate en el Clásico, con dos goleadas consecutivas, le daban el marco perfecto para continuar estirando rachas positivas ante el Xeneize. Pero no se dio y lo que era un justo empate, terminó siendo derrota. Los errores se pagan caro y la intensidad pasa factura. Y eso le pasó Central, que se quedó sin nada en un partido que en algún momento amagó con quedarse con mucho.
Con el regreso de Emiliano Vecchio al once inicial, el Kily tuvo desde el arranque a su equipo ideal. Y así comenzó el partido, con una presión que durante los primeros 30 minutos pudo efectuar a la perfección. Con los laterales subiendo al ataque, con Vecchio conduciendo y con Pupi Ferreyra y Zabala en el ida y vuelta. Ritmo, intensidad y buenas jugadas colectivas.
Pudo anotar Ojeda, pero Rossi y el travesaño lo impidieron. Pero era un aviso. Así llegó el gol. A los 11 minutos, segundo córner por derecha, Vecchio envió la pelota al área y Ávila de cabeza puso el 1-0. Lo tuvo rápido Martínez, pero Rossi alcanzó a desviarla al tiro de esquina y el Canalla se perdió lo que era el segundo. Y los goles que no hacés, o cuando esa precisión en el juego no se traslada en el resultado, es difícil de aguantar.
Central sigue proponiendo una intensidad en los primeros minutos, pero le cuesta aguantar ese ritmo y se cae. Y cuando el rival es preciso, le termina costando caro. La presión empezó a ceder y Boca se encontró con la pelota y terminó manejando el partido. Se fue armando a medida que el Canalla le dio posibilidades. Y con los espacios para poder pensar qué hacer, y la pelota en los pies del Xeneize, llegó al empate: gol de Luis Vázquez de cabeza a los 35 después de un centro por derecha de Sandez.
El segundo tiempo mostró a un Central cansado y Boca se dio cuenta que lo podía ganar. Y el Canalla la terminó pasando mal. Los cambios llegaron tardísimo, cuando Central ya no tenía aire y el rival se acomodaba. Esos cambios que no cambian nada. En el banco no parece estar la solución cuando el equipo se queda sin piernas y sin intensidad. Central se partió y lo pasó mal. Broun sostuvo el empate como pudo, y sólo un remate de Veecchio en una contra dio algo de esperanza.
Hasta que llegó el fatídico minuto 44, otro desborde por derecha de Boca y un centro que tenía destino de nada terminó en la red porque Torrent, inexplicablemente, se llevó la pelota por delante. Y quedó un sabor a poco, cuando el partido amagó con dejar mucho. Pero Central no pudo aguantar lo que propuso. Y al final fue lamento y bronca.