Con bronca, pero ilusionado. Así se fue Central del Gigante. Es que el equipo de Pizzi hizo todo para quedarse con la victoria, pero debió conformarse con el 0-0 y ahora ponerse a pensar en la revancha en San Juan, donde deberá ganarle a San Martín para soñar con el ansiado regreso a primera.
Ansiedad. Nervios. Mucha lucha. Vértigo constante. Esos condimentos fueron parte de la primera etapa.
Central propuso siempre. Fue superior, pero no lo suficiente para quebrar a un ordenado San Martín. Tuvo actitud, pero le faltó fútbol. Pudo lograr la apertura del marcador sobre el final, pero Castillejos primero y Méndez después dilapidaron las chances más claras.
El empate al visitante le caía al dedillo. Se sentía cómodo con la igualdad. Apostó a alguna contra, pero no fue punzante.
En el local prevalecieron los jugadores de lucha. Esos que no dejan ninguna pelota perdida. Méndez, Toledo y Zarif conformaron un trío que hicieron de la entrega total una bandera.
En el inicio de la segunda etapa Central intentó desnivelar. Casi lo logra si no fuera por la gran intervención de Ardente ante Toledo y por el travesaño, que le negó el grito al delantero.
A partir de los 30 el partido cayó en un pozo. Y por consecuencia ninguno quiso arriesgar demasiado. Quizás un poco más Central, pero más por obligación que por convicción. El Canalla se quedó sin ideas. Abusó del pelotazo y simplificó la tarea de los defensores sanjuaninos.
La impotencia se hizo presa de Central y San Martín se abrazó fuerte al empate. Fue 0-0 y el domingo se define el futuro canalla en San Juan.
