Superior desde donde se lo mire. Central, a pesar del ascenso, no se relajó y volvió a demostrar que es el mejor de todos. Con goles de Valentini y Bareiro el equipo de Russo quedó cerca de conseguir el título. La fiesta, ayer en el Gigante, fue completa y la gente disfrutó de otra buena producción del equipo.
Central golpeó de arranque, como para que no queden dudas que la fiesta tenía que ser completa. El Canalla presionó en la salida rival, Campodónico no pudo evitar el córner que Delgado ejecutó con maestría y Valentini, que saltó más alto que todos, de cabeza marcó un golazo.
El transcurso del primer tiempo fue con pocas emociones. El equipo de Russo pudo ampliar el marcador, pero Campodónico le ahogó el grito a Toledo y después el Tanque le pegó por arriba.
¿Aldosivi? Poco y nada. Solamente algunos pincelazos de buen fútbol cuando triangulaban los mediocampistas ofensivos, pero no fue suficiente para inquietar a Caranta.
Y tras el descanso el Canalla volvió a golpear de arranque. Esta vez Toledo se vistió de wing izquierdo y tras una gran corrida habilitó a Bareiro, quien no tuvo más que empujarla ingresando en la posición de centrodelantero.
A partir del gol, el equipo de Russo se hizo de la pelota y confirmó el dominio sobre el rival. El trabajo de los mediocampistas creció y esto provocó que el Tiburón se quede sin ideas, por mérito de Central y por incapacidad propia.
El encuentro se desdibujó a la media hora, ya que Rapallini paró las acciones en dos oportunidades porque desde la segunda bandeja que da a Regatas arrojaron pirotecnia, ante la reprobación del resto del público.
Central ganó sin discusiones, la fiesta fue completa y el equipo de Russo quedó a un paso de lograr el segundo objetivo: el título.