El gobierno prometió terminar con el “uno a uno” morenista. Esto es, el régimen por el cual para poder importar un dólar una empresa antes debía demostrar que había exportado otro dólar. Lentamente, y al ritmo de los encuentros con el nuevo jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, o con el equipo económico de Axel Kicillof, diferentes empresas van obteniendo la misma respuesta: ya no se les exigirá demostrar ante alguna oficina burocrática que se vendió algún producto o servicio indeterminado que le haya permitido al país la llegada de algún dólar para poder comprar al exterior.
Compañías siderúrgicas, de alimentos, obras públicas, automotrices y químicas y petroquímicas ya están siendo informadas de que uno de los grandes hits del ex secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno será desmantelado, y que comenzará una nueva era, en teoría “más seria, pero no libre”, según la definición de un funcionario a un CEO de una multinacional que hasta hace pocas semanas para importar insumos para producir maquinaria exportaba pescados.
Nuevas condiciones
La idea a partir del próximo año es que sólo las compañías que demuestren la verdadera importancia de las compras al exterior recibirán las autorizaciones inmediatas para realizar la operación de comercio exterior; y que sólo las que tengan alto valor exportador o de sustitución de importaciones tendrán prioridad.
Se les aclarará también a las empresas que aquellas compañías que sólo importen, y que además ingresen en el país productos que se consideren dentro de Economía como suntuarios, o al menos no de primera necesidad, deberán esperar su turno para poder ingresar estas mercaderías.
Ruedas bajo la lupa
En la mira, especialmente, están los importadores de automóviles de alta gama o, en general, que no tengan plantas en el país. En la lista están BMW, Porsche, Hyundai, Mitsubishi, Volvo, Land Rover, Kia y Jaguar. De todas maneras, estos importadores aseguran que el “uno a uno” morenista ya había terminado hace rato, y que los permisos para comprar unidades en el exterior e ingresarlas en tiempo y forma era una desventura. Curiosamente, a mediados de 2008 fueron estas compañías las que habían inaugurado este régimen. Fue en una reunión con el ex titular de Comercio Interior en su despacho, en la que se les había informado que sólo si comenzaban a producir en el país las mismas unidades que importaban podían continuar ingresando estos bienes al mercado argentino. Después de una semana de zozobra, hubo una segunda reunión en la que Moreno flexibilizó su posición, luego de que los importadores de Porsche, la familia Pulenta, le informara que si bien ingresan esos vehículos al país ellos también exportaban vino mendocino o mosto.
Pulenta al horno
El ex funcionario aceptó el argumento y recalculó su régimen: se podría importar si se demostraba que desde otro sector se exportaba. De hecho, el régimen era conocido como el “Pulenta”. Esto luego derivó en las asociaciones más cruzadas e insólitas, como el ingreso de aviones y lanchas vip a cambio de vender maníes; muebles y artículos de decoración a cambio de maíz pisingallo (pochoclo), y vestimenta de alto valor a cambio de miel. Los maníes, el maíz y la miel se exportaban de antes. Lo que hubo fue una comisión que los importadores de bienes pagaban a los productores o traders para poder tener la pantomima sobre que también estaban exportando.
El régimen morenista, además, había ingresado en otra etapa desde mediados de año. Al ritmo de la caída de reservas, el ex secretario había vuelto el contador a cero y anunciado a los que querían importar que ya no regía el acumulado de ventas al exterior de 2012 y que si querían adquirir productos del extranjero (sean insumos o bienes de capital) debían comprometerse a exportar el mismo volumen en 2013.