Un relevamiento realizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) arroja que durante los meses de mayo y junio cerraron alrededor de 500 tambos instalados en la cuenca lechera de Santa Fe, una zona que explica casi el 35 por ciento de la producción total del país.
El investigador del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL Eduardo Baravalle dijo que los cierres se produjeron entre los meses de mayo y julio debido a una “situación crítica de la lechería en general en la Argentina”, a lo que se agregaron elementos climáticos propios de la región, como las intensas lluvias que azotaron a las zonas productoras.
Según el especialista, la crisis del sector comenzó a salir a la luz hace dos años y es de carácter “económico-financiera, pero también productiva”, y además, “responde a factores externos e internos”. En esa línea, destacó que a nivel internacional el precio de los productos lácteos sufrió una caída hasta muy por debajo de los valores históricos, fundamentalmente la leche en polvo que hoy se ubica dentro de un tope de entre 2.000 y 2.200 dólares la tonelada.
“Hubo momentos muy buenos en los precios internacionales, pero no supimos aprovecharlos”, lamentó Baravalle.
En cuanto a la situación interna, Baravalle manifestó que “es muy grave debido a que los sistemas nacionales y provinciales entraron en una crisis económico financiera, con un desfase entre los precios de producción y el precio que se la paga al productor”.
“En Santa Fe –continuó– hay que sumarle la situación dramática que devino del clima desde el mes de abril, cuando cayeron en el centro de la provincia entre 500 y 700 milímetros, lo que hace que en un mes las precipitaciones fueran el 80 o 90 por ciento de lo que llueve en un año”. A su vez, Baravalle afirmó que la crisis también fue social, ya que los productores y el personal del campo tuvieron serios problemas para relacionarse con los sectores urbanos, lo cual trajo aparejado el cierre de entre 400 y 500 establecimientos en la provincia entre mayo y julio.
Según un informe de la UNL, en el país quedan en producción alrededor de 10.500 tambos, de los cuales 3.500 corresponden a la provincia de Santa Fe.
Baravalle indicó que la participación santafesina en la producción de leche “seguramente decaerá hasta el 20 por ciento con una pérdida de entre 4 y 5 millones de pesos diarios para la provincia”. Además, resaltó que cuando el gobierno nacional “aplicó una baja de las retenciones al maíz y a la soja, provocó un aumento considerable de sus precios, lo que afectó directamente la alimentación en los tambos, que es el costo más alto de los establecimientos”.