El mes pasado una agrupación feminista denunció que una mujer fue acosada por un grupo de varones en una cervecería céntrica. El reclamo circuló en las redes sociales con mensajes que llamaban a no visitar el bar de Cochabamba al 1300. En respuesta, Silvia, la dueña, organizó un taller sobre violencia de género para todo el personal. La capacitación está a cargo de la ONG Ampliando Derechos, que acompaña y asesora a víctimas de violencia. Serán tres encuentros semanales que empezaron esta semana y seguirán los próximos martes.
“Tenemos un flujo importante de gente donde se dan situaciones que están naturalizadas. Como anfitriones queremos tener las herramientas para percibir y saber cómo actuar ante estos hechos”, dijo Silvia Cassone, dueña de la cervecería Baum.
La mujer trabaja desde hace 18 años en el rubro gastronómico y en los últimos dos se puso al frente de la cervecería artesanal junto a su marido. Nunca vivenció un hecho de violencia en el bar. Pero cuando el mes pasado salieron a denunciar que una chica fue agredida verbalmente en Baum, Silvia sintió que era momento de actuar. Se contactó con la ONG Ampliando Derechos y les pidió capacitar a todo el personal: unos 12 varones y 9 mujeres que trabajan en los dos locales de la cervecería.
“Nadie nos denunció personalmente. Pero si pasó algo queremos ver por qué no nos dimos cuenta y saber cómo reaccionar. Tenemos mozas y recepcionistas, así que la violencia también se puede dar a la inversa”, explicó.
Como mujer Silvia dijo que siente el compromiso darle herramientas a los hombres para que modifiquen o reparen en muchas situaciones cotidianas que están naturalizadas. “Buscamos aportar desde nuestro lugar a favor de una sociedad sin violencia”, agregó.
Integrar para cambiar
El martes fue el primer encuentro entre la ONG Ampliando Derechos y los más de 20 empleados de la cervecería artesanal. El objetivo fue charlar sobre los hechos de violencia que sufren los clientes y también las empleadas mujeres, para registrarlos y frenarlos a tiempo.
“Queremos incorporar al varón a la problemática. Que sepa cuál es el problema que tenemos las mujeres para que juntos lo podamos revertir”, dijo Nora Giacometto, titular de la ONG.
El taller apunta a que los bares y lugares de ocio sean más seguros para las chicas. Busca desnaturalizar ciertas actitudes o chistes que están arraigados en la sociedad y que representan una forma de violencia contra la mujer.
Giacometto contó que desde la ONG recibieron varias denuncias de mozas que sufrieron acoso en bares o restaurantes. Casi siempre es simbólica y proviene tanto de los gerentes como de los clientes.
“El cliente se siente en una posición de poder y muchas veces la moza tolera la agresión para seguir trabajando”, contó.
Sobre la violencia
Daniel tiene 26 años y se acercó a Ampliando Derechos hace 8 meses. Estudió psicología y ahora está en segundo año de trabajo social. Siempre le interesó la cuestión de género y es quien lleva adelante la capacitación.
Después de trabajar por tres años en bares y restaurantes Daniel piensa que el gastronómico es uno de los rubros donde hay más casos de violencia verbal y acoso. “Que una chica escuche cualquier cosa para tener mejor propina o que tenga que bancarse un acoso para que no la echen es preocupante. Tenemos que preguntarnos sobre algo que está naturalizado y cuestionar las masculinidades hegemónicas”, dijo.
El taller está dividido en tres ejes: situaciones cotidianas de violencia, marco conceptual y conclusiones. La idea es que el personal cuente con herramientas para cuidarse entre sí y a los clientes.
“Queremos concientizar a la comunidad, a los empleados y los empleadores. Somos parte de una generación donde el machismo se pregunta sobre sus privilegios por ser varón. Esas cosas pasan desapercibidas en los bares donde ni siquiera se denuncian”, explicó.
Como defensor del género, Daniel dijo que los hombres deben sumarse al debate, tomar conciencia que son víctimas del machismo y cuestionar el rol que tienen en la sociedad. “El patriarcado no recae sólo en la mujer sino que los hombres somos reproductores de un sistema social que se repite a través de las generaciones”, dijo.
Daniel explicó que si un mozo presencia una situación de violencia deberá primero llamarle la atención al cliente y cambiarlo de mesa. En caso que haya agresión física, llamar al Teléfono Verde. También los bares pueden colgar carteles contra la violencia o pedir un “trago especial” al mozo en caso de ser víctima de una situación de acoso.