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CFK vs Macri: una batalla épica que algunos empiezan a imaginar entre dos candidatos que no necesitan Paso

Tres semanas después de haber sido víctima de un atentado fallido conta su vida y mientras la investigación para determinar roles y responsabilidades en el intento de magnicidio avanza con paso sinuoso

Por: Mauro Federico/ dataclave.com 

Hesíodo es considerado el primer filósofo griego, además de un eximio poeta, parangonable con el enorme Homero. Una de sus obras más reconocidas es la Teogonia, que contiene una de las más antiguas versiones del origen del cosmos y el linaje de los dioses de la mitología griega, escrita entre los siglos VIII y VII antes de Cristo. En esa obra está narrada la Titanomaquia, un combate de ribetes épicos en el que los Olímpicos enfrentaron a los Titanes, conocido coloquialmente como la Guerra Titánica.

Diez años duró la contienda entre los dioses antiguos y los más advenedizos, dos razas de deidades muy anteriores a la existencia de la humanidad. Los Titanes tomaron como su sede el monte Otris, en tanto que los Olímpicos estaban apostados en el monte Olimpo, que se convertiría desde entonces en el hogar de sus nuevos gobernantes.

Es difícil imaginar tamaño escenario de confrontación sin la existencia de antagonismos tan marcados como los existentes entre los hijos de Urano y los seguidores de Zeus. Trasladado a la política argentina, un contrapunto tan marcado en una eventual arena electoral sólo podría compararse con un enfrentamiento mano a mano entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri. Aunque nadie lo admita públicamente, la discusión por las candidaturas está presente en las mesas de rosca a lo largo y a lo ancho del país.

Hasta no hace mucho tiempo, desde el Frente de Todos, asumían que no había candidaturas naturales para la postulación presidencial y que era imprescindible una definición a través de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Sin embargo, la reaparición de Macri en los primeros planos de la oposición, con declaraciones altisonantes y recorridas por la provincia de Buenos Aires y otros distritos, generó inquietud entre el ala kirchnerista del oficialismo, que comenzó a imaginar la posibilidad de insistir con Cristina como antagonista perfecta del modelo propuesto por los «halcones» macristas.

«La única forma de que Cristina se disponga a pensar en la posibilidad de presentarse ella el año que viene, es que Macri defina postularse y ahí agárrense, otra que Godzilla contra King Kong», le dijo a Data Clave un kirchnerista paladar negro que tiene diálogo con la vicepresidenta y frecuenta las oficinas del Instituto Patria. Del otro lado del mostrador electoral, el ex presidente mira desde su confortable Parnaso cómo disputan y se raspan los dirigentes de su espacio y no descarta jugar, si es que «las circunstancias se ponen difíciles».

En cualquier caso, de un lado y del otro coinciden en que si cualquiera de ellos decidiera postularse, el margen para una disputa interna se achica a su mínima expresión. ¿Quién se animaría a confrontarlos en una candidatura presidencial dentro de una eventual PASO, que cada vez parece más lejana?

En el banquillo o en la mira de los asesinos, CFK da pelea

Es difícil imaginar que una mujer a la que quisieron asesinar en la puerta de su casa mediante un complot cuyas ramificaciones aún no terminan de visualizarse con claridad y a la que una justicia federal amañada la tiene sentada en el banquillo de los acusados en una causa donde los fiscales pidieron al tribunal que la condene a doce años de prisión por presuntos delitos de corrupción sin presentar ni una sola prueba que la conecte con las irregularidades investigadas, esté pensando hoy en postularse para volver a ejercer el cargo que ya ostentó durante ocho años.

Visiblemente conmovida por el atentado contra su vida ocurrido hace apenas tres semanas, esa mujer protagonizó este viernes el último tramo de su propio alegato defensivo en el que acusó de mentirosos a los representantes del Ministerio Público Fiscal, quienes utilizaron en sus respectivos alegatos «acusaciones falsas, como si fueran ciertas». Todo en el marco de un proceso donde «se transgreden todas las garantías que aseguran un juicio justo a las personas, transgrediendo en reiteradas oportunidades las normas del debido proceso».

En otro tramo de su presentación ante el Tribunal Oral que la juzga, la vicepresidenta conectó de modo escalofriante este proceso judicial con el intento de magnicidio que sufrió el 1 de septiembre y con representantes de una oposición que remoloneó para repudiar el atentado. “Los abogados defensores de las personas que intentaron asesinarme son asesores de un senador que se sienta a 20 metros de mi lugar en el Senado”, explicó, dando a entender de modo directo que las dos circunstancias que les tocó atravesar están ligadas de modo irrefutable.

A pesar del enorme poder que algunos sostienen que ostenta, Cristina se mostró estas últimas semanas indefensa y vulnerable. Toda la celeridad que la oposición le reclama a la justicia para que la condene por delitos cuya trazabilidad no alcanza para llegar hasta el despacho que ocupó durante su gestión presidencial, es la que pareciera no tener ese mismo poder judicial para esclarecer el peligroso entramado de conexiones que se esconde detrás de la precaria banda de «Los Copitos», responsable del atentado.

«Estamos convencidos de que hay una organización mucho más poderosa detrás del ataque, vinculada con grupos ligados a sectores de inteligencia, con fuentes de financiamiento cuyas terminales conectan con representantes de la oposición», confió a Data Clave uno de los abogados que colabora con la querella impulsada esta semana por Cristina.

En charla con los periodistas que cubrieron la gira presidencial por Estados Unidos, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández opinó sobre los estudio de abogados privados que aparecieron en los últimos días detrás del patrocinio legal de los últimos detenidos por el intento de magnicidio, fundamentalmente los de Gabriel Carrizo. Al respecto, el ministro dijo que «aunque no me gusta meterme con el trabajo de los colegas, hay presencias que llaman la atención y además relaciones que se van a ir descubriendo, porque información para procesar todavía hay como para hacer dulce, tenemos una parva de gente trabajando».

También Fernández puso la lupa sobre el grupo que participó del ataque: «el análisis de la información muestra que tenés dos perfil, uno el que representan Carrizo y (Brenda) Uliarte, y el otro el de Agustina Díaz y el propio Sabag Montiel, además de otros que pueden andar dando vueltas que ya veremos cómo sigue esa película. Todos estos no tienen ni estructura económica, ni capacidad intelectual, ni capacidad de cuadro para estar preparando un atentado de estas características».

Esto significa, lisa y llanamente que para el gobierno «más arriba hay una estructura que pensó y organizó el ataque, estoy absolutamente convencido de eso, cuando observás los movimientos de los que estuvieron en inmediaciones del departamento de Cristina, te das cuenta que algunos tienen actitudes propias de quienes tienen entrenamiento y algún tipo de formación en inteligencia».

En ese marco, surgieron cuestionamientos a la Policía Federal que depende de la cartera conducida por Aníbal, a raíz de los manejos de la cadena de custodia de la prueba (el celular de Sabag Montiel, por ejemplo) y de la celeridad con la que dispusieron la ejecución de ciertos procedimientos, como la captura de Uliarte. Al respecto, una alta fuente de la fuerza que participó de la investigación le dijo a este portal: «siempre es más fácil culpar a la policía, pero ¿por qué no se fijan en el juzgado y en la fiscalía? No vaya a ser que se encuentren con una sorpresa a la hora de conectar a la jueza (Maria Eugenia Capuchetti) con algunos sectores de la inteligencia que responden a uno de los más reconocidos operadores judiciales del macrismo».

Macri se prepara para hacer lo que no pudo

Mientras Juntos por el Cambio muestra fisuras cada vez más pronunciadas entre «halcones» y «dialoguistas» la presencia cada vez más notoria del padre de la criatura se hace sentir. Esta semana, en declaraciones a la prensa, el ex presidente y fundador del PRO anunció sin que le tiemble la voz que si gana las elecciones, privatizará nuevamente a las jubilaciones, Aerolíneas Argentinas y que, de existir resistencias, está dispuesto a reprimir «a sangre y fuego» a quienes intenten poner un palo en la rueda a sus iniciativas. “Un líder tiene que bancar lo que venga, incluso los muertos” amenazó.

Con un relato definitivamente orientado a poner proa nuevamente contra las estructuras estatales, Macri sostuvo que «no podemos volver creyendo que se puede hacer un populismo light, tenemos que ser libres en todo, no podemos seguir teniendo un Estado que nos asfixia, que nos carga de impuestos, que nos roba nuestro trabajo». En diálogo con Data Clave, uno de los dirigentes macristas que más lo conoce confió un pensamiento que comparten varios hombres del partido de derecha.

«Mauricio es genéticamente perverso y por eso disfruta del lugar que está ocupando en este momento, mirando cómo se pelean unos y otros por disputar el espacio que él dejó y que todavía ninguno estuvo a la altura para reemplazarlo, pero no tengas dudas de que si esa disputa no arroja a un ganador claro, él va a jugar y si lo hace -como yo creo que va a hacer- no va a haber nadie que se le oponga», aseguró la fuente.

Desde el razonamiento de este entorno macrista, el único camino para salir de la crisis es asumir que «debemos prepararnos para sufrir por veinte o treinta años el retiro de un Estado sobredimensionado, que nos engañó con que nos solucionaba la vida subsidiándonos todo y no pudo contener la inflación, provocando que hoy estemos al borde del colapso económico».

Al respecto, este funcionario sostuvo que «es imprescindible lograr que los inversores recuperen la confianza en la Argentina para lo cual debemos repetir el esquema que alguna vez llevó adelante el menemismo, cuando privatizó todas las empresas estatales; si bien hoy no tenemos esas joyas de la abuela, sí tenemos algo que el mundo está demandando: gas y litio y tenemos que ofrecérselo a quienes quieran venir a explotarlo para que nos ayuden a financiar la salida de la crisis».

En el medio surge un interrogante: ¿está dispuesto Macri a dialogar con los sectores del actual oficialismo, si el día de mañana se invierten los roles? En principio, da toda la impresión que no. «A diferencia de Horacio (Rodríguez Larreta) Mauricio no quiere sentarse a negociar con nadie que no integre el espacio de Juntos por el Cambio, porque sabe que cuando haya que poner los huevos sobre la mesa y tengamos que reprimir para imponer nuestro proyecto, se van a dar vuelta y nos van a dejar solos, como ya hicieron cuando fuimos gobierno», finalizó el informante.

Los discursos duros, con una combinación peligrosa de odio, parecen imponerse en el lado macrista, incluso a un punto de resquebrajamiento institucional que preocupa incluso a sectores del radicalismo integrantes de la coalición opositora. Defender la institucionalidad que puso en riesgo el atentado contra la vicepresidenta y una justicia que no respeta las garantías constitucionales de los ciudadanos y las ciudadanas, debe ser un imperativo de todos los espacios políticos. Caso contrario, la democracia corre peligro. Y ya todos sabemos cuáles son las consecuencias del retorno del autoritarismo.

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