Fin de ciclo. No importa la voluntad de Heinze. Tampoco la decisión de la dirigencia. Newell’s jugó un partido para no dejar dudas sobre la continuidad del entrenador. El «andate Heinze» que se escuchó por primera vez en el Coloso fue el pulgar abajo definitivo de la gente. Y no fue caprichoso. La sentencia del hincha derivó de un cotejo con pinta de última oportunidad para la Lepra que fue derrota ante un Sarmiento limitado que se fue con tres puntos sólo por la incapacidad del rojinegro. Y más allá de las matemáticas, hoy Newell’s dejó en claro que no tiene nada más por dar en esta Copa de la Liga.
Los nervios fueron lógicos protagonistas del partido en el inicio. Newell’s sintió la necesidad de ganar, empujado por la gente, que volcó rápidamente su ansiedad al equipo. Y Sarmiento, con muchas limitaciones, enseguida expuso por qué está con chances de descender.
La Lepra insinuó un rato con la peligrosidad de Francisco González por derecha y un Sordo que encontraba espacios con la marca livianita de Bettini. El problema de Newell’s fue la incapacidad para entender por dónde atacar a Sarmiento. Y ese fue un problema sin resolución en la primera etapa. Sforza prefirió siempre dar el pase prolijo hacia atrás, Ferreira no apareció y Gómez siempre jugó apurado. Y lo que parecía simple, la Lepra lo hizo complicado. Así, en los highlights del primer tiempo, apenas sevpudieron rescatar un par de enganches de Panchito González con remates que inquietaron a Devecchi y un gol anulado al equipo de Heinze por posición adelantada de May.
El segundo tiempo iba a jugarse en arenas movedizas. De uno y otro lado. La Lepra empezó a jugar contra la necesidad de ganar. Y sabía que el reloj podía transformarse en otro enemigo.
Y ese nerviosismo salió a la luz enseguida. Glavinovich, desde casi media cancha, dio un pase fuerte a media altura hacia atrás dirigido a su propio arco. Y Hoyos tuvo que impedir el gol con un cabezazo, para que la jugada sea más insólita.
La gente empezó a reclamar empuje y entrega. Y el equipo pareció reaccionar. Heinze entendió el momento y mandó a la cancha a Méndez y Recalde. Afuera Ferreira de flojo partido.
Lejos de ser una solución, los nervios siguieron, las imprecisiones se potenciarán, y cuando Sarmiento encontró dos pases, Kaproff definió contra un palo y puso un 1 a 0 sólo explicable en la incapacidad de Newell’s.
Si con el 0 a 0 no había ideas, con el partido en desventaja todo fue peor. Y el final fue entre algunos hinchas furiosos y otros decepcionados. Por un ciclo que generó mucha ilusión y terminó en fracaso rotundo.