Una mujer de 37 años pidió el divorcio y la nulidad del matrimonio por violencia de género una semana después de casarse en Santiago del Estero con un hombre que conoció a través de Facebook.
El hecho que ahora deberá definirse en la Justicia de Familia, comenzó tres meses atrás cuando una comerciante del interior de la provincia inició una relación amorosa a través de Facebook, hasta que se conocieron personalmente y decidieron casarse.
La abogada de la víctima, Sofía Oberlander, contó al diario El Liberal el calvario que vivió su clienta durante los escasos siete días que duró el matrimonio.
La letrada sostuvo que «se conocieron a través de las redes sociales. Tenían conversaciones masivas donde se contaban sobre sus vidas. Los chats eran constantes hasta que finalmente pactaron un encuentro».
Oberlander manifestó que el acusado, también de 37 años, residente en otra provincia, tras las conversaciones, viajó a Santiago para conocerse con su «gran amor».
El encuentro de los enamorados «fue perfecto», él se mostraba como su hombre ideal, fue «amor a primera vista».
Los encuentros fueron más frecuentes, y la joven quedó embarazada y decidieron contraer matrimonio.
El 4 de mayo, en medio de un megaevento social, se convirtieron en marido y mujer.
Días previos a la boda, la pareja alquiló un departamento en el lugar de residencia de la víctima, donde iban a vivir provisoriamente, pero al día siguiente de que el juez los declare esposos, según la denuncia, comenzó el calvario.
«De la nada comenzaron las agresiones verbales, las humillaciones. La violencia psicológica era constante. Le cuestionaba que derrochaba el dinero, lo que no era cierto y de ser verdad era la plata que ella ganaba con su trabajo», explicó la abogada.
«Te voy a destruir»; «Ahora me vas a conocer»; «Ahora que estamos casados vas a saber lo que soy capaz de hacer», eran las amenazas que el acusado hacía sobre la joven, aduciendo que iba a controlar cada uno de sus movimientos. Además, amenazaba con quitarle el negocio.
El viernes 11 «tuvieron una discusión intensa, muy fuerte, subida de tono y por temor a las agresiones físicas, ella decidió abandonar la casa y regresar al domicilio de su madre».
La joven tenía miedo de vivir con el acusado, ya que éste amenazaba con arrojarla por las escaleras y hacerle la vida imposible.
Ante eso, la mujer radicó la denuncia. El sábado la joven comenzó a sentirse mal, se descompensó y tuvo pérdidas que le provocaron un aborto espontáneo. «Estuvo internada y le practicaron un legrado», indicó la abogada.
El acusado, al saberse denunciado, regresó a Córdoba previo conversar con su suegra a quien le avisó que no estaría más en el inmueble que alquilaba.
La víctima pidió una restricción ante la Unidad de Violencia de Género.
La abogada dejó entrever que la joven aún permanece shockeada por la situación que vivió y lo doloroso que fue perder su bebé.
La representante legal presentó ante el Juzgado de Familia el pedido de divorcio y la nulidad del matrimonio.