El Hincha

La necesidad manda

Chau al lirismo uruguayo: Larriera se transformó en un DT resultadista

Los cuestionamientos externos obligaron al entrenador leproso a dejar atrás la estética del juego que pregonaba y, al menos hasta el receso, su objetivo es sumar puntos para sostener su lugar. "Priorizo el resultado por encima del modelo de juego", confesó


“Estoy convencido que en estos momentos priorizo el resultado por encima del modelo de juego. Estoy siendo más resultadista. No significa que pierda mis convicciones. Estamos recuperando patrones de juego. Mientras tanto jugamos para ganar”. El sincericidio de Mauricio Larriera tras ganarle a Defensa y Justicia en el Coloso sorprendió a muchos, aunque no está tan alejado de la verdad que transita Newell’s y en especial su entrenador en estas últimas semanas.

La dirigencia leprosa nunca condicionó la continuidad de Larriera al resultado que obtuviera la Lepra frente a Defensa. Tampoco lo hizo cuando enfrentó a Riestra por Copa Argentina, aunque en ese partido, no pasar de fase frente a los suplentes del elenco que dirige Fabbiani hubiera generado en los directivos y el Director Deportivo algunas dudas sobre sostener o no el proceso que del DT uruguayo.

Y más allá de apoyos públicos o en privado de los dirigentes, Larriera es un hombre de fútbol y no desconoce que los resultados mandan. Por eso sabía muy bien que tras perder el Clásico y no clasificar a cuartos en la Copa de la Liga, los cuestionamientos de los hinchas iban a crecer y desde adentro el apoyo iba a ser menor, en especial porque el rendimiento del equipo fue decreciendo desde el juego, con algunos futbolistas en muy bajo nivel, algo confundidos con los constantes cambios que ideó el entrenador en la parte final del torneo anterior.

Por todo esto, Larriera sabía que los seis partidos anteriores al receso iban a ser importantes para su continuidad. Pasar de fase en la Copa Argentina, unos de los objetivos que quedan en pie, era fundamental. Y se logró, sin sobrarle nada. Y aprovechar un fixture inicial algo favorable desde los rivales, podía proyectar a la Lepra a zona de Copas, otra prioridad de la dirigencia y Ariel Michaloutsos.

Y desde los resultados, Larriera logró lo que se proponía. Ganó tres partidos (Platense, Riestra y Defensa) y perdió de visitante con Vélez, un resultado posible en la previa. En realidad, el ciclo Larriera convive con esta dicotomía. Desde los números la efectividad no es mala. Como DT leproso acumula un 58% de los puntos disputados, una cifra para nada despreciable. Pero perdió el Clásico, con todo lo que eso significa, y también decepcionó en los partidos importantes, como los disputados con Platense y Boca en el Parque o la última fecha de la Copa ante Defensa en Florencio Varela.

Por todo esto, en los dos partidos que restan, el martes próximo frente a Banfield en el sur bonaerense y el choque ante Instituto del jueves 13 en el Parque, no hay que esperar una revolución futbolística ni mucho menos. Seguramente habrá cambios, de nombres o tácticos, pero Larriera pondrá como prioridad sumar de a tres. Porque en este momento del ciclo, lo que necesita es que los números lo respalden.

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