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Cuenta ambiental

Chau plásticos: dos años sin bolsas en Rosario por ordenanza

El Taller Ecologista estima que desde el 1° de abril de 2016 se dejaron de entregar 100 millones de bolsitas, pero alerta que cada día llegan al relleno de Ricardone 24.000 kilos de vidrio.


Por Taller Ecologista

Pasaron dos años desde que los supermercados de la ciudad dejaron de entregar bolsas descartables de plástico. Un paso histórico que llevó casi 10 años de discusiones y puja de intereses. Tal medida implicó un significativo cambio cultural y ambiental. Éste es un paso fundamental en el camino de la reducción del uso de masivo de elementos descartables de plástico y en empezar a cambiar nuestros hábitos de consumo. Se estima que en estos dos años dejaron de entregarse 100 millones de bolsitas, lo cual se puede traducir en menores impactos ambientales, menor consumo de energía y de recursos.

El 1° de abril de 2016 los supermercados y autoservicios de Rosario dejaron de entregar bolsas descartables. La medida tuvo muy buena recepción en la ciudadanía y posteriormente otras ciudades emprendieron medidas similares, tal como la ciudad de Buenos Aires. Por entonces, en Rosario se inició un camino irreversible.

Las bolsas son un ejemplo paradigmático de la cultura del “úselo y tírelo”, de modos de producción y consumo de artículos que son diseñados para terminar inmediatamente en la basura, y que perpetúan el derroche de energía y materiales. El Taller Ecologista trabajó durante casi 10 años para hacer efectivo este significativo avance que implica menor generación de residuos y de impactos ambientales.

Se estima que en estos 2 años dejaron de entregarse 100 millones de bolsitas. Este paso histórico se inscribe en el conjunto de acciones políticas que consideramos se deben impulsar en el marco de la ordenanza de Basura Cero, que busca reducir la cantidad de residuos enviados diariamente al relleno sanitario de Ricardone.

Además de las bolsas de plástico como elementos clave de la cultura del descarte, hay muchos artículos que consumimos de manera masiva y creciente, e implican una generación de residuos evitable, como el agua embotellada, las bebidas en envases descartables, vasos y vajilla descartable, etcétera. Creemos que es indispensable repensar individual y colectivamente estos hábitos, teniendo como horizonte un cambio cultural. Es preciso darnos estrategias sobre cómo implementar otras prácticas de producción y consumo, evitando estos productos con su secuela de acumulación de residuos, de visible incremento en el deterioro ambiental.

 

¿Compras a la basura?

En el marco de esta lucha, el Taller Ecologista diseñó bolsas de tela reutilizables que fueron confeccionadas por emprendedoras y emprendedores nucleados en la cooperativa Mercado Solidario y en el Centro Ecuménico Poriajhú, dentro de las redes de productores que trabajan en la construcción de otra economía, basada en intercambios justos, en la sustentabilidad y la equidad. En la bolsa puede leerse: “¿Cuánto de lo que comprás termina en la basura?”, mensaje a través del cual precisamente buscan poner en cuestión la cultura de consumo y las lógicas irracionales de inmediatez con las que socialmente se desecha mucho de lo que se consume.

Dentro del trabajo articulado para la reducción de residuos, desde la organización dos iniciativas se vienen trabajando. La primera está vinculada a la eliminación de artículos descartables en el Concejo Municipal. A fines de 2017, junto a otras 12 organizaciones de la ciudad, el Taller Ecologista presentó un proyecto de resolución para que la institución deje de utilizar artículos tales como vajilla, vasos y envases descartables en sus actividades, reemplazándolos por elementos reutilizables. Hoy el proyecto está en manos de la Presidencia del Concejo, que debe definir su aprobación.

La segunda es una campaña para la reutilización de frascos y botellas de vidrio, llevada adelante junto a la cooperativa Mercado Solidario. La propuesta (próxima a lanzarse) apunta a que el consumidor devuelva los frascos y botellas de vidrio para su reutilización, obteniendo un beneficio económico por ello. Como dato relevante, actualmente la ciudad desperdicia –desechándolos en el relleno de Ricardone– alrededor de 24.000 kilos de vidrio por día. A su vez destacaron que la presente iniciativa es abierta y factible de incorporar a otros productores comprometidos con la salud socioambiental.

Por todo esto, creemos que este segundo aniversario es propicio para profundizar en los debates y políticas al respecto, poniendo énfasis en los plásticos, que hoy en día son objeto de preocupación global. Alrededor de 8 millones de toneladas de materiales plásticos terminan en los océanos cada año, y dejar de usar bolsas descartables es un paso para empezar a cuestionarnos patrones insustentables de consumo que hoy amenazan la vida sobre el planeta.

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