…Y la despedida no va dirigida al equipo de Jorge Sampaoli, que no levanta cabeza y este jueves perdió en forma contundente ante Croacia, sino al simpatizante argentino que, por suerte, no podrá ingresar a ningún estadio ruso durante el resto del Mundial.
El hecho en cuestión es de público conocimiento y trascendió por medios de comunicación nacionales e internacionales. Tan grande fue el rechazo (o repugnancia) de la opinión pública que el autor del video en el que le hace decir a una niña rusa una guarangada tiene prohibido el ingreso a los estadios de fútbol, según comunicó Guillermo Madero, director de Seguridad en espectáculos futbolísticos del Ministerio de Seguridad de la Nación.
Pero, como siempre, también están quienes en el afán de rechazar este tipo de conductas desbarrancan. En las notas publicadas, y principalmente en los posteos de Twitter, se puede ver todo tipo de comentarios: “Después nos preguntamos por qué no avanzamos como país”; “siempre los argentinos haciéndonos los vivos en el exterior”; “típico argento”, entre otras explícitas muestras.
Como si los machirulos fueran exclusivamente argentinos, o como si ser argentinos fuese sinónimo de ser machirulo. Incluso en esta Copa del Mundo ya fueron escrachados y expulsados hombres de otras nacionalidades que han hecho gala de muestras similares, todos de la misma manera, como si fuera gracioso. Sucedió con un grupo de amigos oriundos de Brasil y otro joven de Colombia.
“Todo el mundo hace esto”, fue una de las “explicaciones” que dio Fernando Néstor Pivoni. Expresión que condice mucho con quienes te dicen, molestos (porque en su mayoría son hombres): “Ya no se puede hacer chistes de nada”.
No amigo, se puede hacer chistes de todo tipo, pero algunos ya no causan risa. Hacerle decir a una chica que no entiende tu idioma una grosería no es un chiste. Decir que las mujeres sólo servimos para cocinar, para gastar plata y que no sabemos manejar, tampoco causa gracia. Podría escribir miles de ejemplos de esos chistes que ya no van más.
Que no tienen más lugar porque son machistas, misóginos, homofóbicos y, en esta nueva sociedad que de a poco vamos construyendo, no los queremos más.