Una chica de 11 años de la zona norte de la ciudad falleció víctima del hantavirus. Según informaron desde la Secretaría de Salud del municipio la niña fue primero a un centro de atención primaria y desde allí fue derivada al hospital de Niños Víctor J. Vilela donde terminó muriendo el último miércoles. La confirmación de la causa de su deceso se conoció ayer con el resultado de una serie de análisis que se le habían realizado y que confirmó la presencia del mal. “La verdad es que es una situación muy dolorosa. Cualquier muerte es lamentable pero cuando se trata de alguien de esa edad el sentimiento es aún más profundo”, destacó Analía Chumpitaz, directora de Epidemiología, quien además recordó que es un mal transmitido por roedores, con baja incidencia en la población, solo uno o dos casos anuales, pero el mayor inconveniente es que tiene una alta tasa de mortalidad, que supera el 40 por ciento, y que no tiene tratamiento específico.
“Todo ocurrió muy rápido. Fue derivada de manera urgente al Vilela el 6 de octubre último y en 48 horas terminó falleciendo. Se le hicieron toda una serie de estudios porque presentaba un cuadro bastante inespecífico. Terminó muriendo por serias dificultades respiratorias. Se le extrajo sangre y la muestra se llevó al laboratorio del Cemar donde se terminó constatando que era víctima de un cuadro de hantavirus”, añadió.
El caso hizo que un equipo especializado del área de Epidemiología se acerque al domicilio donde vivía la chica junto a su familia para “realizar un control del foco”.
La funcionaria recordó que si bien son pocos los casos que se registran todos los años en la ciudad, es una enfermedad que preocupa porque no hay manera de prevenirla con ninguna vacuna –como puede hacerse por ejemplo con la fiebre hemorrágica argentina– y porque tampoco hay un tratamiento cuando el mal es detectado en una persona.
“Estamos hablando de una infección viral con una mortalidad elevada y que afecta a personas de cualquier edad. Obviamente que si el afectado es inmuno deprimido o tiene alguna otra enfermedad de base las chances de complicaciones son mucho más altas. Aparece como una gripe, dolor de cabeza, decaimiento general, dolores musculares y en los huesos, dificultad en la respiración, fiebre alta y otros problemas que conducen a un cuadro séptico”, indicó.
Chumpitaz recordó que para evitar la propagación del mal son muy importantes las tareas de prevención. “Cualquier clase de roedor es un vector transmisor de la enfermedad pero se da más en el llamado ratón colilargo. Lo principal es mantener a los roedores alejados de las viviendas. Otro punto es si se encuentra a una rata o un ratón muerto no tocarlos y usar guantes de goma para deshacerse de ellos. También tratar de no dejar alimentos al alcance de estos animales, ya que la comida es una de las cosas que más los atrae”, señaló.
“El ratón colilargo suele vivir en depósitos y el hantavirus es una enfermedad que puede transmitirse a través de las vías respiratorias a través de la aspiración de partículas. Por eso es sumamente importante antes de ingresar a un lugar cerrado del que sospechamos pueda haber roedores ventilar el lugar durante por lo menos 30 minutos y previamente, al ingresar, hacerlo con un baribijo, una máscara o en todo caso un pañuelo”, remarcó.
“Cuando tenemos un paciente con hantavirus, lo que se hace es compensar el problema puntual que tenga en ese momento y se lo controla permanentemente para que no se descompense. En Rosario hay casos de hantavirus. En todo el año tenemos casos, pero uno o dos llegan a ser fatales. Por eso decimos que la incidencia es baja, pero como es una enfermedad con alta mortalidad todos tenemos que estar alertas con las medidas de prevención”, insistió.
Incremento en los controles
Este diario publicó la semana pasada que el municipio había acentuado los controles de desratización sumando más equipos en esta temporada. Los trabajos incluyen, entre otras cosas, desde la identificación de madrigueras hasta la colocación de cebos. Entre las recomendaciones para evitar la proliferación de roedores el municipio recordó que existen tres condiciones básicas que se les deben coartar: alimento, refugio y agua.
“Es necesario romper con esa cadena para disminuir la posibilidad de su reproducción y supervivencia”, indicaron desde la Dirección municipal de Parques y Paseos.
En ese sentido, algunas recomendaciones son colocar el alimento de mascotas en recipientes herméticos, evitar goteras de canillas y mantener patios libres de malezas, escombros, maderas u otro tipo de material en desuso.
La prevención como elemento fundamental para el combate
Son muchas las formas en que puede prevenirse el hantavirus:
Evitar la convivencia con roedores y el contacto con sus secreciones.
Evitar que los roedores entren o hagan nidos en las viviendas.
Tapar orificios en puertas, paredes y cañerías, mantener la higiene con agua y lavandina, colocar huertas y leña a más de 30 metros de las viviendas.
Cortar pastos y malezas hasta un radio de 30 metros alrededor del domicilio.
Ventilar por lo menos 30 minutos antes de entrar a lugares que hayan estado cerrados (viviendas, galpones). Cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo húmedo antes de ingresar.
Realizar la limpieza (pisos, mesas, cajones y alacenas) con una parte de lavandina cada diez de agua (dejar 30 minutos y luego enjuagar). Humedecer el piso antes de barrer para no levantar polvo.
Al acampar hacerlo lejos de maleza y basurales, no dormir directamente sobre el suelo y consumir agua potable.
Si se encuentra un roedor vivo usar veneno para roedores o tramperas para capturarlo (no intentar tocarlo o golpearlo). Consulte en el municipio si se dispone de un servicio de control de plagas.
Si se encuentra un roedor muerto rociarlo con lavandina junto con todo lo que haya podido estar en contacto y esperar un mínimo de 30 minutos. Luego recogerlo usando guantes y enterrarlo a más de 30 centímetros de profundidad o quemarlo.
Una enfermedad poco común y sin vacuna ni tratamiento
Según informa el Ministerio de Salud de la Nación el hantavirus es una enfermedad viral aguda grave, causada por el virus Hanta. Los ratones de campo (principalmente los colilargos) lo transmiten a las personas, eliminando el virus en la saliva, las heces y la orina.
La causa más frecuente de transmisión es por inhalación, lo que ocurre cuando se respira en lugares abiertos o cerrados (galpones, huertas, pastizales) donde las heces o la orina de los roedores infectados desprendieron el virus contaminando el ambiente; por contacto directo, es decir al tocar roedores vivos o muertos infectados, o las heces o la orina de estos roedores; o por mordeduras, al ser mordidos por roedores infectados.
Los síntomas se parecen a un estado gripal: fiebre, dolores musculares, escalofríos, cefaleas (dolores de cabeza) náuseas, vómitos, y a veces dolor abdominal y diarrea.
Después de algunos días puede haber dificultad respiratoria que puede agravarse produciendo lo que se conoce como “síndrome cardiopulmonar por hantavirus”, que si bien es poco frecuente, puede llevar a la muerte en caso de no ser tratado a tiempo.
No existe tratamiento específico. Aquellos pacientes con síndrome cardiopulmonar por hantavirus deben ser asistidos en establecimientos hospitalarios, de preferencia con unidades de terapia intensiva que cuenten con asistencia respiratoria mecánica.