El martes pasado un chico le rompió la mandíbula a otro en una escuela de privada de barrio Echesortu. Los dos alumnos cursan tercer año en la San Francisco Solano de Río de Janeiro al 1200 y se conocen desde la primaria. Ayer, cuando trascendió la noticia, la mamá del adolescente golpeado contó que en la escuela habían ocurrido otros casos de violencia y bullying que hasta esta semana desconocía. Según el supervisor general del Servicio Provincial de Enseñanza Privada, Fernando Acosta, el golpe fue una respuesta desmedida a una cargada. Y agregó que en la institución empezarán a actuar el gabinete socioeducativo y las ruedas de convivencia, que son dispositivos del protocolo del Ministerio de Educación provincial que se aplica para tratar la convivencia en las escuelas. El caso vuelve a poner en agenda cómo se actúa ante la violencia y el bullying entre adolescentes. Para Aristides Álvarez, director del Insituto Zona Oeste y fundador de la asociación “Si nos reímos, nos reímos todos”, estos mecanismos actúan como los bomberos y se activan cuando el fuego ya se encendió.
Según Acosta, el adolescente de 14 años recibió la trompada por parte de su compañero durante el último recreo de este martes. Los dos chicos fueron llevados a la Dirección y se llamó al Sies y a sus padres. Gabriela, la madre del chico golpeado, contó en Radio2 que en la escuela se venían dando situaciones de violencia que hasta esta semana desconocía, como empujones en escaleras y maltrato entre compañeros.
“El golpe fue una respuesta desmedida y desgraciada a una cargada. Muchas veces las agresiones verbales y situaciones más chiquitas llevan a estas cosas. Por eso lo fundamental es que estos problemas se trabajen dentro de la escuela”, dijo Acosta a El Ciudadano y agregó que este es el primer hecho de violencia que se comunicó desde la institución. Según el funcionario, a partir de este hecho empezará a trabajar el gabinete socioeducativo, que está integrado por psicólogos y trabajadores sociales. También se van a poner en funcionamiento las ruedas de convivencia, que sirven para que padres, docentes, no docentes y alumnos dialoguen sobre convivencia. “Lo importante es sobrellevar esta situación que no es buena para nadie”, explicó Acosta.
Apagar el fuego
Para Aristides Álvarez el Ministerio de Educación no tiene el personal suficiente para atender en todas las escuelas. “Actúan como bomberos, cuando ya se generó el incendio. En estos casos lo más es la prevención”, dijo a este diario. Una de esas herramientas, agregó, es la implementación de un 0800 para denunciar situaciones de violencia y bullying, algo que prevé una ley nacional sancionada en el 2013 a la que la provincia no adhirió.
Para Álvarez, la comunicación con los alumnos es fundamental para evitar la violencia. El problema es cómo establecer el diálogo en un momento de la vida en el cual los mundos de los adultos y los adolescentes parecen correr por rutas que nunca se cruzan. “Como padres y como docentes tenemos que buscar ese espacio y ese tiempo. Apagar los celulares, sentarse en la mesa y charlar. Compartir los gustos e incluso la tecnología”, concluyó.