Miles de chilenos recibieron el 2020 en la plaza Italia –rebautizada como plaza Dignidad–, epicentro del estallido social que vive el país desde hace más de dos meses, en una fiesta que duró hasta el amanecer de este miércoles, en la que hubo homenajes a los muertos durante la crisis y que terminó con represión de parte de los Carabineros.
Durante la jornada los manifestantes chilenos levantaron un altar para homenajear a Mauricio Fredes, de 33 años, quien falleció el viernes pasado a una cuadra de la denominada plaza Dignidad luego de caer a una cámara de electricidad y morir electrocutado cuando escapaba de la represión desatada por la fuerza especial de Carabineros. Con velas y mensajes, decenas de personas se acercaron al altar para rendir tributo.
“Año nuevo con Dignidad” fue el lema de la convocatoria, que se extendió hasta cerca de las 6 de este miércoles, cuando Carabineros irrumpieron en la plaza con carros hidrantes y dispersaron a los asistentes con balas de gomas y chorros de agua, según medios locales.
“Mientras la gente celebra pacíficamente el Año Nuevo en la plaza, Carabineros dispara perdigones a manifestantes. Un joven herido en su pierna y varios más detenidos. 2020 parte con represión”, escribió en su cuenta de la red Twitter la organización Observadores DD.HH.
Durante la noche de anteayer hubo cenas de fin de año y puestos callejeros de comida, batucadas y fuegos artificiales. También se homenajeó a las víctimas del estallido social y decenas de personas se congregaron con velas en la parada de metro Baquedano, ubicada en plena plaza Italia.
“Chile despertó”
Se cantaron en la madrugada de este miércoles cánticos que fueron símbolos durante la crisis: “El pueblo unido jamás será vencido”, “Chile despertó” o “El baile de los que sobran”, de la banda local Los Prisioneros.
En un breve video colgado en sus redes sociales, el presidente Sebastián Piñera dijo que 2019 ha sido un año “duro y difícil” y que “dejó heridas en el cuerpo y el alma” del país y pidió “recuperar la amistad y la unidad entre los chilenos” para sanarlas.
El estallido social, que comenzó a mediados de octubre, es el más importante desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con al menos 24 muertos y cientos de acusaciones por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de organismos internacionales como el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH), Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Piñera reconoció abusos puntuales, pero negó una política sistematizada para atacar a los manifestantes y se comprometió a investigar los hechos.
