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China en un mundo bipolar: la historia de la potencia que le disputa la supremacía a Estados Unidos

En 1949 el vencedor de la guerra civil, Mao Zedong, proclamó la República Popular de China mientras que el vencido, Chiang Kai-shek, con el apoyo de Estados Unidos, se trasladaba a Formosa (Taiwán)

Humberto Zambon (*)

El principal ideólogo republicano fue Sun Yat-sen, que aún hoy figura en el panteón de los héroes históricos venerados en China. Ya en 1895 encabezó en Cantón una rebelión contra la dinastía Qing, pero fracasó, por lo que debió exilarse en Estados Unidos, Europa y, finalmente, en el Japón. Allí creó el Partido Nacional y Popular, conocido como Koumintang (KMT).

En octubre de 1911 comenzó en el sur chino una rebelión. Como consecuencia de la misma los mandos militares del Ejército Imperial exigieron la modernización del régimen, con el establecimiento de un sistema parlamentario y un primer ministro para ejercer el gobierno efectivo. El emperador debió aceptar y se designó primer ministro a Yuan Shikai.

Entre tanto, con Sun Yat-sen vuelto del exilio, el 30 de diciembre de 1911, en Nankín, se proclamó la República, con Sun como primer presidente. De inmediato se buscó la modernización e integración al resto del mundo, abandonándose el calendario lunar tradicional, con semana de 10 días, y adoptando el calendario solar actual.

Como el poder militar estaba en el norte, en manos de Yuan Shikai, Sun le ofreció a éste la presidencia a cambio de terminar con el Imperio; acordado esto, el 12 de febrero de 1912 el último emperador abdicó.

La capital siguió en Pekín y, de común acuerdo, se resolvió el llamado a elecciones parlamentarias para, a posteriori, designar al presidente definitivo. La primera elección parlamentaria se realizó en el año 2013, con el triunfo del KMT, que obtuvo casi la mitad de las bancas en diputados y senadores. Pero Yuan no estaba dispuesto a dejar el poder y, con la fuerza militar, se hizo designar por el Parlamento como presidente por cinco años; luego ordenó la disolución del KMT y la expulsión de sus representantes en el Parlamento. A fines de 1913 Sun partió a un nuevo exilio, en Japón.

Yuan se convirtió en un dictador y a partir del 1º de enero de 1916 pretendió restablecer el Imperio, haciéndose nombrar como primer emperador de una nueva dinastía. Esto fue muy resistido, con grandes protestas, y Yuan fue abandonado por sus propios socios, debiendo anular nuevamente la monarquía (marzo de 1916). Murió, fracasado y enfermo, pocos meses después.

A raíz de estos hechos el país entró en un período de anarquía y fragmentación, con la República controlando sólo una pequeña zona con centro en Pekín. En el resto, cada uno de los jefes militares se convirtió de hecho en gobierno de su respectiva zona, con el control administrativo y la recaudación de impuestos. Fue el período conocido como de “los señores de la guerra”.

En 1921 se creó el Partido Comunista (PCCh), aliado al KMT (recientemente se celebró, con grandes actos, su centenario). Poco después, en 1925, el KMT y sus aliados se hicieron del poder en Cantón con el apoyo de la Unión Soviética y, también en ese año, murió Sun Yat-sen y lo sucedió, al mando del KMT, Chiang Kai-shek.

Debido a las fragmentaciones y enfrentamientos, la economía china colapsó en una profunda crisis entre 1927 y 1928. En estas circunstancias, Chiang rompió con sus socios del PCCh y ordenó la matanza de Shanghai (marzo de 1927) donde murieron una gran cantidad de dirigentes políticos y sindicales y muchos militantes (se calcula en 5.000 los muertos); es el antecedente de una larga y cruenta guerra civil. A continuación, Chiang, con sus tropas, avanzó hacia el norte, ocupó Nankin (abril de 1927) y al año siguiente venció a la República de Pekín. Continuó luchando simultáneamente contra los “señores de la guerra” (a los que terminó de vencer para el año 1937) y contra los comunistas.

Por su parte, los comunistas, a partir de 1927 sufrieron por muchos años las consecuencias de la matanza de Shanghai. En 1934 se consolidó el mando de Mao Zedong (Mao Tse Tung en la grafía inglesa) y comenzó la mítica “Gran Marcha” encabezada por él: fueron 12.500 kilómetros recorridos en 375 días; marcharon en sentido horario primero hacia el oeste, luego al norte y, finalmente al este, para culminar el 20 de octubre de 1935 en una zona controlada por la guerrilla comunista en el norte del país.

En 1937, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, se produjo la invasión japonesa en gran escala. Este hecho obligó a la suspensión de la guerra civil, ya que ambas facciones resistieron al invasor. Los japoneses se hicieron fuertes en Manchuria, donde desarrollaron la extracción de hierro, la generación de electricidad y la producción de cemento. Hasta el fin de la guerra (en 1945, con la rendición incondicional de Japón, luego de las dos bombas atómicas) las tropas de ocupación sufrieron el hostigamiento de la guerrilla comunista y de los nacionalistas del KMT.

Terminada la invasión se reinició la guerra civil que duró desde 1945 hasta 1949. Hay que tener en cuenta que la población china estaba compuesta por un 92% de campesinos y tanto la gran mayoría de ellos como las masas urbanas estaban empobrecidos y explotados. La economía era predominantemente agrícola, con un sistema cuasi-feudal que imponía gravámenes, incluyendo los impuestos a la agricultura, que alcanzaban entre el 50 y el 60% del producto total. La estratificación social del campo estaba constituida por un 10% de la población rural de grandes terratenientes, que percibían la renta por la producción agrícola, y aldeanos ricos, que explotaban la tierra con asalariados; entre ambos poseían el 70% de la tierra laborable; un segundo sector, que representaba el 20% de la población, estaba formado por los aldeanos de clase media propietarios de su propia tierra (un 20% de la tierra total) y, finalmente, el 70% restante eran aldeanos pobres y campesinos sin tierra, cuyas posesiones representaban el 10% de la tierra total.

Mao se convirtió en el intérprete y líder de esa masa campesina mientras que el KMT, apoyado por los campesinos ricos, pretendía mantener sin modificaciones una organización socioeconómica del campo que resultaba insostenible.

Stalin, al frente de la Unión Soviética, que en los años 30 había tenido un enfrentamiento con Mao que terminó en ruptura, apoyó a Chiang Kai-shek; inclusive, cuenta Hobsbawm en su “Historia del siglo XX”, en 1949, al retirarse Chiang de Nanking (la capital) hacia Cantón, en un claro mensaje político lo acompañó, como único diplomático, el embajador soviético.

En 1949 el vencedor de la guerra civil, Mao Zedong, proclamó la República Popular de China, mientras que el vencido, Chiang Kai-shek, con el apoyo de Estados Unidos, se trasladaba a Formosa (Taiwán), la isla que, a raíz de la rendición, los japoneses devolvieron a China, donde se estableció la China nacionalista como continuación de la anterior República.

Durante muchos años las Naciones Unidas y la mayoría de los países reconocieron a ésta como el único gobierno legítimo de toda la China.

 

(*) Doctor en economía. Ex decano de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue y ex vicerrector de la Unco. De vaconfirma.com.ar

 

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