China anunció este lunes que aumentará sus aranceles aduaneros a la importación de productos estadounidenses que representan un monto de 60.000 millones anuales, en represalia a las medidas adoptadas por Donald Trump, y marcó una nueva escalada en la guerra comercial Pekín-Washington.
De esta manera, el gigante asiático recogió el guante y decidió pagarle con la misma moneda a la administración de Trump, ampliándose el conflicto comercial con final imprevisible no sólo para las dos partes involucradas sino para el resto del mundo.
A partir del 1° de junio, las tasas aplicadas serán de 10%, 20% e inclusive de hasta 25% sobre un conjunto de productos estadounidenses ya gravados, anunció la oficina de la comisión tarifaria del gobierno chino.
Las nuevas negociaciones con el objetivo de poner fin a la guerra comercial bilateral, presentadas como la última oportunidad, terminaron la semana pasada en Washington sin que hubiera un acuerdo entre ambas potencias.
El presidente estadounidense aprobó el viernes, en tanto medida punitiva, un salto del 10% al 25% de los aranceles a la importación de productos chinos que representan un monto de 200.000 millones de dólares anuales. También llamó a gravar los 300.000 millones de importaciones chinas restantes.
El anuncio de Pekín se sintió en las principales bolsas mundiales que sufrieron importantes pérdidas ayer. Wall Street retrocedió casi 3%, Londres cerró cediendo 0,55%, París 1,22%, y Frankfurt 1,52%.
“China nunca cederá”
El gobierno chino había prometido en varias oportunidades durante los últimos días que tomaría “las medidas de represalia necesarias”.
La reacción de Trump, ayer a través de un tuit, fue amenazante: “¡China no debería responder, esto sólo empeorará (la situación)!”.
Sin embargo, el gobierno chino confirmó su determinación.
“China nunca cederá a ninguna presión exterior. Tenemos la determinación y la capacidad de defender nuestros derechos e intereses legítimos”, afirmó este lunes Geng Shuang, un portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín.
“Hemos dicho en repetidas ocasiones: el aumento de los derechos de aduana no resolverá ningún problema”, subrayó el funcionario chino en una conferencia de prensa, en la que abogó por “un acuerdo en beneficio mutuo” de los dos países.
Antes de las medidas anunciadas ayer por Pekín, la casi totalidad de los productos estadounidenses ya estaban sobretasados en China. Esto afectaba un monto de 110.000 millones de dólares sobre un total anual de 120.000 millones de importaciones desde Estados Unidos.