El ex detenido-desaparecido Ricardo Miguel Chomicky, imputado por complicidad con la represión ilegal durante la última dictadura en el juicio oral y público de la causa Díaz Bessone, pidió ayer ampliar su declaración y dijo que su “permanencia” en el centro clandestino de detenciones del Servicio de Informaciones (SI) “fue en calidad de secuestrado”, y señaló que hubo “una decisión política” de acusarlo.
Chomicky está imputado por tormentos y asociación ilícita junto al ex titular del Segundo Cuerpo del Ejército, Ramón Genaro Díaz Bessone, y a cuatro ex policías santafesinos que participaron del terrorismo de Estado. Militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y de la JP durante los 70, fue secuestrado en 1976 por la patota que dirigía el entonces jefe de Policía, Agustín Feced, y luego habría pasado a colaborar con sus captores, según algunos de los testimonios de sobrevivientes del SI.
Chomicky guarda la paradójica situación de ser víctima de la dictadura y, a la vez, estar acusado por cometer delitos de lesa humanidad, en calidad de colaborador.
Ayer, en el marco de la ampliación de su testimonio que brindó ante el Tribunal Oral Federal Nº2 , remarcó que “en todas las declaraciones no ha habido una sola persona que pueda asegurar, salvo (Juan Carlos) Ramos, sobre mi participación en alguna detención” de militante durante la dictadura.
Según confesó el propio Chomicky en su primera declaración, al caer y ser torturado en el SI, junto a su compañera de entonces, Nilda Folch (alias la Polaca, actualmente prófuga de la Justicia), entregó el nombre de Ramos para menguar los tormentos recibidos.
En su declaración de ayer aseguró que, con excepción este testimonio, nadie puede acusarlo de haber “marcado” compañeros para que fuera secuestrado por la patota del SI. “Cómo se pudo instalar que yo era miembro de la persecución y aniquilamiento de militantes populares”, se preguntó el reo durante la audiencia.
“Entiendo a los compañeros que luego de ser torturados, humillados, estén disconformes con mi situación de privilegio, pero eso fue decidido por Feced”, dijo Chomicky. “Mi participación fue cebar mates, limpiar”, declaró.
Según dijo, la situación procesal que ahora sufre es consecuencia de la decisión de las víctimas del terrorismo de Estado de imputarlo por no haber querido declarar en los juicios de la década del 80. “La imputación de mis compañeros fue la alta traición y no haber declarado luego de mi liberación”, sostuvo. “Pero no han cuidado ni el más mínimo detalle de imputarme cuando aún no estaba detenido”, planteó.
El acusado hizo referencia a una carta sobre el SI escrita por dos sobrevivientes apenas terminada la dictadura. “Hacen una carta sobre el SI y no me mencionan, y luego en el 84 me denuncian”, dijo.
“¿Qué pasa entre el 83 y 84?”, se preguntó retóricamente. “Pasa mi negativa a denunciar: me fueron a hablar para que declare y me negué por lo que ya expliqué, y me dijeron que de una u otra forma iba a declarar”, se respondió. En su primera declaración había dicho que sufría presiones y persecuciones, aun en democracia, de sus captores en el SI. “Se tomó la decisión política de acusarme, y todas las declaraciones tenían que tener el tenor para que me imputen, porque por cebar mates y limpiar no me iban a traer (al tribunal)”, acusó Chomicky. Y agregó: “Las denuncias en mi contra tienen un alto contenido corporativo”.