Gabriela Milatich, directora del Centro de Psicología Analítica de Rosario (CPAR), de Sarmiento 554, organiza los últimos viernes del mes, actividades gratuitas para conocer y difundir la obra de Carl Gustav Jung. Primero se abordan lecturas sobre el pensamiento del psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, y luego se proyecta un filme y se hace una devolución “desde la mirada junguiana”. La cita es a las 19 en el CPAR.
En el primer encuentro de este año, Milatich eligió proyectar la película “Testigo de otro mundo”, que relata la experiencia y posterior seguimiento de Juan Óscar Pérez, el gaucho de origen guaraní que aseguró tener contacto con extraterrestres cuando tenía 12 años, en una zona rural de Venado Tuerto. La historia fue llevada a la pantalla grande con guión y dirección de Alan Stivelman y la colaboración del científico francés Jacques Vallée.
Para el próximo encuentro, se proyectará el film «Mi Obra Maestra» dirigida por Gastón Duprat.
—¿Por qué se eligió “Testigo de otro mundo” para el primer encuentro del ciclo de cine?
—Por muchas razones. Primero porque la película nos habla de la importancia de los conocimientos sobre los pueblos originarios. Además, el actor principal del documental, que es Juan Pérez, tuvo una experiencia con seres extraterrestres. Esa versión fue corroborada porque le dejaron marcas sobre el brazo derecho y su familia lo vio correr con sus caballos, muy asustado. Esa historia trasciende las fronteras y llega a oídos de Jacques Vallée y desde allí empiezan a hacer una investigación que termina a finales de 2018.
—¿Fue corroborada esa historia?
—El psiquiatra Néstor Berlanda, quien atendió el caso de Juan Óscar Pérez desde un comienzo, nunca cortó el vínculo con él. De hecho, le practicó muchas regresiones para corroborar esa historia. Esta experiencia material que él tiene, en realidad se concluye que es una visión externa pero que está movilizado desde lo más profundo de la psiquis de Juan. Hay una continuidad que se hereda por memoria genética en donde hay una revalorización y un reencuentro de Juan con toda esta raíz que tiene de origen guaraní.
—¿Cómo se relaciona esta historia con la obra de Jung?
—Una de las cosas más importantes que acuña Carl Gustav Jung es el concepto de inconsciente colectivo en donde están todas las imágenes, símbolos, ideas y un conocimiento ancestral que se va transmitiendo de generación en generación. En este inconsciente colectivo están los símbolos que son universales, que son potentes y en donde aúnan y concentran el cielo y la tierra, el arriba y el abajo, el adentro y el afuera, lo femenino con lo masculino, lo universal con lo individual. En este inconsciente colectivo Jung investiga todos los símbolos de todas las culturas y ver un eje común y cómo este eje en común está dentro de cada individuo, está adentro de nosotros aunque no nos demos cuenta.
— ¿Todo esto que refiere sobre Jung, es parte de la ruptura que tuvo con Freud?
—Es parte de la ruptura. No me gusta usar el término pelear para referirme a esa ruptura con Freud, en tal caso, tuvo una diferencia en el concepto de cómo definen a la psiquis cada uno de ellos., pero Jung, antes de eso, venía con un todo un bagaje de intrigas y conocimientos porque se crió en una familia en la que su mamá era espiritista y se observaban fenómenos psíquicos en su hogar desde que era pequeño. Su papá era cristiano-luterano y Jung tenía posibilidad de hablar de muchas cosas, de vivenciar fenómenos en su casa y con acceso a todo tipo de lectura. Estaba rodeado de lo fenomenológico, de las preguntas por Dios, por la vida y por el sentido de la vida y también de la muerte. A los 10 u 11 años leía a Aristóteles y a Platón. Era un gran lector de los grandes filósofos como Schpenahuer o Nietzche. También lo era de Friedrich Schelling quien considera al arte como expresion de algo mas grande que el propio individuo.
—La práctica de la arteterapia que actualmente es usada en pacientes esquizofrénicos o con otro tipo de trastornos, está relacionado con esto último que contás?
—Por supuesto. Cuando Jung escribe el Libro Rojo, que fue a partir de visiones que tuvo desde 1912 a 1916, comienza a trabajar, primero, sobre las anotaciones en las libretas negras, pero retrabaja todas esas visiones que volcó en pinturas desde 1916 a 1930. De hecho, para él la expresión artística es una gran manera de sanación, de volver al centro y que no sólo aplicó en el libro rojo sino ya lo observaba cuando trabajaba con esquizofrénicos a partir de 1900. Ya formaba parte de una institución psiquiátrica y allí observaba las manifestaciones artísticas de los psicóticos. Él dibujaba un mandala diario para ver cómo eran los movimientos de su mundo interior, hace la práctica en él.
—¿Hay otros analistas que siguieron sus pasos en el tema?
— Barbara Hannah, quien fue colaboradora y continúa el trabajo junguiano, se mete de lleno en la utilización del arteterapia junto con el método creado por Jung que es la imaginación activa que es poder observar los movimientos interiores a través de imágenes que pueden estar plasmadas en un papel, en un cuadro o hecha en acilla o en un modelado y ver los movimientos que esas imágenes interiores tienen y ver los diálogos y las producciones que esa imagen da, tanto en color, forma o palabra. Jung nunca habla de fenómeno externo sino de que primero este fenómeno vive en nuestro interior y esas imágenes internar Jung lo que hizo fue encontrarlas en las grandes civilizaciones y en las grandes producciones de todos los tiempos.
—¿Fue detractado por algunas corrientes y hoy ves que hay un acercamiento a Jung?
—Es como todo. Freud también fue criticado y repudiado. No podríamos decir que solamente Jung lo fue. Creo que todo lo nuevo genera resistencia. Pero la constancia de estos grandes pensadores en seguir escribiendo y aportando datos y que forman las obras completas, como las de Freud o Jung. En Argentina están interesándose más por Jung.
Información para acceder a las actividades en: http://jung-rosario.com.ar/
Gabriela Milatich, psicóloga Mat 5.021