Cerca de 10.000 personas permanecen desaparecidas al este de Libia a causa de las devastadoras inundaciones provocadas por el temporal Daniel este fin de semana, según cálculos de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR). El fenómeno, con lluvias torrenciales como no ocurrían desde hace cuatro décadas, tormentas eléctricas y vientos de hasta 180 kilómetros por hora, causó el colapso de dos represas que volcaron enormes masas de aguas sobre una de las ciudades más afectadas.
Los primeros balances, tanto gubernamentales como de ONG, cifran los fallecidos hasta el momento en más de 2.000, aunque se espera que esta cifra aumente en las próximas horas con el inicio de las operaciones de búsqueda.
La ciudad de Derna (120.000 habitantes), ubicada en la costa noroeste del país, es la más afectada. Más de 480 viviendas quedaron destruidas y cinco barrios residenciales fueron arrasados por completo por las lluvias torrenciales, sumado al colapso de dos presas que vertieron 33 millones de metros cúbicos de agua dentro de la ciudad.
La falta de recursos y el difícil acceso a estas áreas montañosas obligó a los equipos de rescate y ciudadanos a extraer los cientos de víctimas de los escombros con herramientas domésticas y enterrarlos en fosas comunes en el cementerio de Martouba, a unos 20 kilómetros de Derna.
La Unión Europea expresó este martes su predisposición a enviar ayuda y material de emergencia a Libia. Josep Borrell, alto representante de la UE para Política Exterior, lamentó las imágenes de “devastación” y dijo que el bloque “está dispuesto a brindar apoyo”. Trípoli confirmó que España, Italia y Canadá expresaron su disponibilidad para apoyar las tareas de rescate.
El comité de crisis formado por el Gobierno de Unidad Nacional (GUN), asentado en Trípoli, la capital libia, explicó el lunes que el trabajo se divide en tres ejes: el rescate a ciudadanos, la asistencia a los desplazados —que asciende a los 20.000, según la Media Luna Roja—, y el registro de daños materiales y su reconstrucción.
“Comenzaremos a limitar los daños y repararlos en los municipios donde las condiciones climáticas se han estabilizado a partir del martes”, señaló el ministro de Gobierno Local, Badr al Din al Toumi.
El GUN prometió que el Estado indemnizará a todos los afectados por las inundaciones y decretó tres días de luto, además de ordenar que las banderas de todo el país se bajen a media asta.
Tras el paso del ciclón Daniel por Grecia, Turquía y Bulgaria, fue degradado a tormenta subtropical el 9 de septiembre y comenzó a debilitarse este domingo cuando se dirigía hacia el vecino Egipto, según un informe del Centro Meteorológico Regional Árabe.
Después de una década de lucha interna, Libia sigue dividido entre dos gobiernos, uno en el este y otro en el oeste. Cada uno es respaldado por diferentes autoridades extranjeras. El líder del GUN, el primer ministro Abdul Hamid Dbeibé, agradeció “los mensajes de apoyo y solidaridad enviados por los países amigos”, entre ellos España, Estados Unidos, Italia, Túnez, Turquía, Francia o Países Bajos. Lo mismo hizo el general Jalifa Haftar, alineado con las autoridades asentadas en la segunda ciudad más grande del país, Bengasi.
Desde el alzamiento que en 2011 derrocó al gobernante Muammar Khadafi y que derivó en su asesinato, Libia no tiene un gobierno central, y a consecuencia de la anarquía se redujo la inversión en los caminos y servicios públicos del país, con las regulaciones para las construcciones privadas reducidas al mínimo.