El síndrome de fatiga crónica, cuyas causas son un misterio y llevaron a cuantiosas investigaciones, puede estar relacionado con un virus y por lo tanto tendría tratamiento, según un estudio divulgado por la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. Pertenecería a la categoría de los relacionados con el leucemia murino (MRV, en inglés).
Para llegar a este resultado investigadores de la Universidad de Harvard, los Institutos Nacionales de Salud y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), analizaron muestras de sangre tomadas hace 15 años de 37 sujetos que padecían síndrome de fatiga crónica. Una vez examinadas, descubrieron que la mayoría de los pacientes (un total de 32) dieron positivo en el virus relacionado con el MRV, mientras que al analizar la presencia del virus en la sangre de 44 pacientes que no tenían síndrome de fatiga crónica, sólo 3 de ellos dieron positivo.
No obstante, los investigadores subrayaron que esta relación no es suficiente para probar que el virus causa el síndrome que afecta a entre 1 y 4 millones de estadounidenses.
En 2009, un equipo de investigadores del Instituto Whittemore Peterson en Reno (Nevada) publicó un estudio en la revista Science que relacionaba la enfermedad con un virus relacionado, el retrovirus XMRV, informa The New York Times. Sin embargo, el fracaso de cuatro ensayos independientes que trataron de repetir los resultados de esa investigación llevó a muchos científicos a concluir que no era posible establecer ninguna correlación de causa-efecto.
Para la presidenta de la Asociación Estadounidense del Síndrome de Fatiga Crónica, Kimberly McCleary, el resultado del nuevo estudio representa un avance muy esperanzador. «Creo que zanja la cuestión de si aquel primer estudio era real o no», dijo a The New York Times.
La enfermedad, que causa fatiga prolongada y dolor físico, ha sido calificada durante mucho tiempo como psicosomática o relacionada con el estrés o el trauma, un extremo que la mayoría de los pacientes niegan.
Aunque los resultados del estudio son sólo un punto de partida y no está claro cómo se contagia el virus, los autores consideran que la investigación refuerza las preocupaciones sobre la donación de sangre de estos pacientes, aunque todavía está por demostrar.
«La posibilidad de que estos agentes puedan transmitirse por la sangre y convertirse en patógenos en los receptores da para muchas investigaciones de fondo», dijo el principal autor del estudio, Harvey J. Alter, en la revista.
El siguiente paso podría ser probar el efecto de los medicamentos antivirales en los pacientes con síndrome de fatiga crónica, aunque ese estudio debería diseñarse «muy cuidadosamente» para no llevar a error, advirtió el investigador.