Una carta firmada por más de 300 expertos, incluidos miembros del Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE) del gobierno, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) y asesores del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI), dice que inmunizar a la mayoría de la población mundial es la forma más efectiva de prevenir el desarrollo de futuras cepas.
Según los científicos, las vacunas «no serán efectivas» para detener nuevas variantes a menos que el Reino Unido garantice que más personas en los países más pobres sean inoculadas.
«Permitir que un gran número de personas en países de ingresos bajos y medios permanezcan sin vacunar es un enfoque imprudente de la salud pública que crea condiciones en las que es más probable que se desarrollen nuevas variantes preocupantes del coronavirus», advierten en el documento enviado a los medios de comunicación.
«De hecho, la variante Ómicron se identificó por primera vez en Botswana y Sudáfrica, en un continente en el que menos de uno de cada diez está completamente vacunado», subrayan.
La carta señala también que gracias a notables innovaciones científicas, existen «una serie de vacunas que siguen siendo muy eficaces» contra todas las variantes conocidas de la Covid-19.
«Sin embargo, a menos que compartamos esta tecnología con el mundo y aumentemos la cobertura mundial de vacunación, las vacunas no serán efectivas para detener nuevas variantes preocupantes», alertaron.
Recomiendan utilizar y ampliar la capacidad de fabricación y distribución de vacunas del Reino Unido en los países de ingresos bajos y medianos.
También instaron al primer ministro a apoyar los esfuerzos internacionales para suspender las normas de propiedad intelectual que impiden que las naciones de bajos ingresos fabriquen vacunas, pruebas y tratamientos contra el virus.
El Reino Unido es, junto a la Unión Europa (UE) y Suiza, uno de los principales detractores de la propuesta para liberar las patentes que está frenada hace más de un año en la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Los científicos pidieron al gobierno británico anteponer la salud pública a los intereses comerciales de la industria farmacéutica «para evitar otro año de incertidumbre y tragedia».
«La evidencia científica ha sido clara desde el comienzo de la pandemia de que la mejor manera de mantenernos a nosotros mismos y a nuestro NHS (el organismo de salud pública británico) a salvo de nuevas variantes es vacunar al mundo», argumentaron.
Para los científicos, por más loables que sean las donaciones de vacunas, «nunca serán suficientes» para acabar con la pandemia.
“Hay una capacidad de fabricación sin explotar en las mismas naciones que más necesitan vacunas y tratamientos. Por el bien de la vida de las personas en esos países y la nuestra, debemos usarla”, manifestaron.
En respuesta a la carta, un vocero del gobierno dijo que el Reino Unido trabaja para garantizar que los países en desarrollo puedan acceder a las vacunas.