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Científicos descubren que los perros están entrando en una nueva fase de evolución

La investigación realizada devela la facilidad de los animales para integrarse en la vida actual. Los cambios se están produciendo a gran velocidad

Según un estudio liderado por Brian Hare y Vanessa Woods, expertos en antropología evolutiva en la Universidad de Duke, los perros están mostrando notables cambios biológicos y cognitivos en la actualidad, lo que podría señalar una nueva fase en su domesticación.

En las últimas décadas, los perros pasaron de ser vigilantes y cazadores, a miembros de la familia que comparten sillones, espacios, y se adaptan a una vida más urbana y sedentaria. Este cambio en la relación entre humanos y perros despertó el interés de la ciencia.

El estudio examina cómo los perros modernos, en especial los entrenados como animales de servicio, exhiben habilidades y temperamentos únicos que facilitan su integración en la vida contemporánea, marcando lo que Hare y Woods consideran la “tercera ola de domesticación”.

Lo particular de este fenómeno es la velocidad con la que estos cambios se están produciendo. Es que, solo en una generación, los perros comenzaron a adaptarse a espacios urbanos, a menudo limitados y rodeados de personas y otros animales, mostrando que esta evolución podría estar impulsada por nuestras propias expectativas de convivencia.

Durante siglos, los perros fueron valorados por sus habilidades prácticas, e incluso hace algunas décadas, se esperaba que actuaran como guardianes en el hogar, brindando seguridad. Sin embargo, la urbanización alteró ese panorama, y la mayoría de las familias ahora prefieren un compañero que pueda relajarse en sus casas, adaptarse a la vida moderna y convivir sin problemas.

“Los espacios naturales donde los perros podían deambular libremente son cada vez más escasos”, señala Hare, destacando cómo estos entornos han redefinido el comportamiento de los caninos.

Un caso representativo son los perros de servicio, cuya evolución es notable, ya que están entrenados para apoyar a personas con discapacidades. No solo muestran un alto nivel de obediencia, sino también un impresionante desarrollo de habilidades sociales.

Es decir que, a diferencia de antes, desde temprana edad exhiben una inclinación natural hacia la interacción humana y una calma que no siempre se observa en perros domésticos comunes.

Según Hare y Woods, los perros de servicio representan la punta de lanza de esta tercera ola de domesticación, ya que son adaptables, confiables y tolerantes a las dinámicas de la vida en la ciudad, cualidades altamente valoradas para quienes buscan perros en la actualidad.

La relación entre perros y humanos

La relación entre humanos y perros data de hace unos 40.000 a 14.000 años, cuando los lobos salvajes comenzaron a acercarse a los asentamientos de seres humanos buscando alimento. Los menos agresivos fueron los que lograron adaptarse y reproducirse, iniciando un proceso de selección natural que eventualmente derivaría en el perro domesticado.

Este proceso transformó tanto su comportamiento como su apariencia, introduciendo características como las orejas caídas y patrones de pelaje que persisten en las razas actuales, además de volverlos más chicos en líneas generales.

Con la Revolución Industrial llegó una segunda ola de domesticación, donde el objetivo dejó de ser la habilidad funcional para centrarse en la apariencia. Esto dio origen a las razas que se conocen hoy, seleccionadas en gran medida por características estéticas en lugar de prácticas.

Sin embargo, Hare y Woods sostienen que esta tendencia parece estar cediendo paso a una nueva fase en la que nuevamente se prioriza el comportamiento: los humanos ahora buscan compañeros que puedan convivir en entornos complejos, prefiriendo perros con un temperamento amigable y adaptable.
La tercera ola de domesticación

Esta tercera ola de domesticación plantea la necesidad de seleccionar perros no solo por su aspecto, sino por su capacidad de adaptarse a las demandas de la vida cotidiana de los seres humanos en este siglo.

En un paralelismo con los experimentos rusos de los años 50 con zorros, en los que los científicos seleccionaron a los animales más dóciles y amistosos, Hare y Woods sugieren que los perros de servicio demuestran cómo la selección por comportamiento puede transformar rápidamente a una especie.

Para estos investigadores, el futuro de los perros está vinculado a cómo los humanos eligen criarlos y entrenarlos, y predicen que una mayor cantidad de dueños se inclina por adoptar perros que puedan manejar el estrés y que respondan positivamente a las interacciones humanas.

Hare y Woods argumentan que los perros que logran adaptarse a estas condiciones tienen más posibilidades de éxito en el entorno actual, lo cual podría acelerar los cambios evolutivos en esta especie.

Mientras los humanos continúan moldeando el futuro de sus compañeros caninos, los científicos apuntan a que los hogares de las ciudades son el escenario donde se está desarrollando esta tercera fase de domesticación.

La demanda por perros que puedan integrarse de forma armoniosa en la vida diaria de las personas, es cada vez mayor, lo que, de acuerdo con los expertos, podría conducir a adaptaciones significativas en su comportamiento e, incluso, en su biología.

En las próximas décadas, podríamos estar viendo perros que se destacan por su calma, adaptabilidad y habilidades sociales, cualidades necesarias para una convivencia fluida en entornos humanos. Así, los perros del futuro podrían ser muy distintos de aquellos que conocieron los antepasados, ofreciendo una fascinante visión de cómo la evolución y la domesticación continúan transformando a las especies, en un mundo en constante cambio.