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Cierra bar Olimpo: esa esquina ya no será la de siempre

Acorralado por denuncias de ruidos molestos, el Olimpo, que hace 60 años funciona en Corrientes y Mendoza, bajará las persianas.

El avance del negocio inmobiliario se “comió” otra esquina emblemática de Rosario. Esta vez, le tocó al bar Olimpo, que hace 60 años funciona en Corrientes y Mendoza. La novedad comenzó a circular por la mañana de ayer y fue confirmada por Pablo Teglia, uno de los encargados del lugar.

La decisión de la dueña de la esquina de no renovar el contrato le asestó el golpe final al local, que ya venía acorralado por una serie de denuncias por ruidos molestos y permanecía clausurado desde el 8 de marzo. Ocurre que en la misma cuadra se encuentra la iglesia Santa Rosa de Lima, cuyo párroco, de nombre Luis, presentó una queja a la Municipalidad, que cerró y desalojó el lugar. Hasta hace unos días, la intención de los dueños era reabrir en el mismo sitio. Pero no será así.

“Lo que sabemos es que no quieren renovar el alquiler ni a nosotros ni a nadie. Esta decisión por parte de la dueña viene acompañada de un contacto del padre Luis, que es nuestro vecino «ilustre», que le recomendó que no nos renueve. Realizamos con el Padre unas 40 mediaciones. No quiso mediar más y pasó a denunciar. Consiguió que nos cierren. Se pierden 60 años de tradición”, expresó Pablo Teglia al programa radial Aire Público, que sale por Radio Nacional Rosario.

Las redes sociales se llenaron de mensajes de tristeza y bronca. Jóvenes y no tanto expresaron críticas a las autoridades municipales y tampoco faltaron voces del mismo tenor para el sacerdote lindero. “El cura que denuncia ruidos molestos hace sonar la campana cada media hora, haciendo imposible dormir una siesta. Por ejemplo, yo vivo al lado de la iglesia. Pero parece que ese tipo de ruidos no son molestos, esa maldita campana suena desde las 6.30 hasta las 22, es in-so-por-ta-ble”, rezaba un comentario en las redes.

El local estaba cerrado desde el 8 de marzo por una clausura tras las denuncias hechas por ruidos molestos.

Abierto casi todos los días, Olimpo ofrecía espectáculos sin cargo extra y comidas y bebidas a precio accesible. La impronta de bodegón y bar cultural atraía a decenas de jóvenes que estacionaban sus bicicletas en las inmediaciones del lugar buscando un lugar para naufragar en la noche rosarina. En el modesto escenario –generalmente abierto– sonaban bandas de jazz, tango y swing. No faltaba el baile. La clásica Jam Session o zapada de los jueves era el espectáculo más popular del lugar. Hasta había un arcade con cientos de juegos que funcionaba sin fichas. El destino parece ser el mismo que le tocó a La Chamuyera, que bajó las persianas en noviembre. Quejas incesantes de vecinos, la falta de un marco legal que regule esta clase de negocios con espectáculos y la marcha inexorable de proyectos inmobiliarios que parecen llevarse puesto espacios tradicionales que datan del siglo pasado se conjugaron para ponerle fin a Olimpo. La esquina de Corrientes y Mendoza lucirá más desangelada.