La empresa Suschen, una de las mayores productoras de golosinas de la Argentina, cerró este viernes la fábrica que tenía en la localidad bonaerense de Rafael Castillo, en el partido de La Matanza, donde elaboraba las tradicionales Mielcitas, Naranjú y otras golosinas.
Unos 105 trabajadores, en su mayoría mujeres, se quedaron sin sus puestos de empleo y, al menos por ahora, tampoco cobrarán las indemnizaciones dado que Suschen informó que no cuenta con el dinero para hacer frente a esa obligación legal.
Trabajadores protagonizaron un escrache frente a la casa de uno de los dueños de la firma, Roberto Duhalde, a quien acusan de vaciar la empresa, no dar la cara y desaparecer durante este momento crítico para más de cien familias.
En la planta ubicada en Estrada 245 de la ciudad del oeste del Gran Buenos Aires se producían desde 1976 golosinas como las tradicionales Mielcitas y los populares alfajores Suschen y Loquillo.
José Luis Ledesma, delegado de la comisión interna gremial de la planta, lamentó el cierre de la fábrica y dijo que los operarios habían hecho todo lo posible para evitar este desenlace, pero no pudieron impedirlo.
La empresa tiene deudas millonarias y, en un contexto de fuerte caída de ventas por la crisis económica del país, tampoco puede hacer frente a las tarifas de energía eléctrica, gas natural y agua potable, dijo Ledesma.
«Estamos muy mal. Nos sentimos muy mal. Hay compañeras que tienen chicos discapacitados. Hicimos todo lo posible para que esto no ocurra. Pero por los malos manejos estamos pasando esta situación», dijo el delegado en declaraciones a Radio 10.
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Y agregó: «Hemos cubierto lo que los empresarios no pudieron cubrir. Se llevaron el activo fijo y se burlaron de todos. No somos locos ni suicidas, vamos a buscar una posición y continuidad de trabajo».
Mielcitas era una marca de la empresa Suschen, compañía fundada en 1976 y que llegó a ser una de las diez mayores productoras de golosinas en toda la Argentina.
Ledesma contó que la firma había desarrollado un sistema de comercialización de llegada directa a los canales mayoristas de golosinas, mayoristas de comestibles, supermercados e hipermercados, y distribuidores directos.
Pero a pesar de una compleja ingeniería de logística la compañía no pudo sobreponerse a la fuerte caída de las ventas debido a la depresión del consumo que configuró la crisis económica.
«El gremio nos apoyó mucho, hemos recorrido todos los canales legales para evitar el cierre. Hubo un mal manejo de la empresa (por parte de sus dueños), pero también están las tarifas del gas, la luz y el agua por las nubes. Esto se ha hecho realmente imposible», dijo el delegado.
Ledesma contó que la comisión interna gremial que representa a los más de cien operarios y operarias venía manteniendo reuniones con los directos de la empresa en el ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, pero el jueves comunicaron su decisión de cerrar la empresa.
«Nos dijeron en la reunión: hasta acá llegamos. Es tremendo. Fue en el mismo ministerio de Trabajo. Y ahora nosotros nos tenemos que abocar a ver qué hacemos. La gente durmió en la fábrica para resguardar las máquinas, para que no se las lleven», afirmó Ledesma.
El dirigente sindical agregó también que los directivos de la compañía no dijeron que van a pagar las indemnizaciones dado que no tienen dinero porque la firma «está muy endeudada» y tiene «varios juicios abiertos».