Dos de los principales íconos de la ciudad de Nueva York, la Estatua de la Libertad y el mirador del Empire State, cerrarán al público debido a las medidas anunciadas por las autoridades sanitarias de Estados Unidos, que abogan por el distanciamiento social y no recomiendan aglomeraciones de más de 10 personas ante el avance del coronavirus.
El área de parques nacionales del gobierno federal expresó en un comunicado que la salud y la seguridad de las personas que trabajan en sus instalaciones son «su primera prioridad» y que por ese motivo se cerrará tanto la Estatua como la isla en la que se encuentra el monumento.
Sin embargo, el gobierno del Estado de Nueva York anunció hoy que no tiene por ahora planes de imponer una cuarentena en ninguna de sus ciudades a pesar del aumento de los casos de coronavirus en esa jurisdicción, que alcanzan ya los 1.374 positivos, 432 de ellos detectados en las últimas 24 horas.
El gobernador Andrew Cuomo quiso salir al paso de los rumores que hablan de una cuarentena en la Gran Manzana, donde ya se ha decretado el cierre de las escuelas públicas, teatros, cines, bares o restaurantes, que únicamente pueden servir comida para llevar.
«Oímos que la ciudad de Nueva York se va a poner en cuarentena. Eso no es cierto», dijo Cuomo en una conferencia de prensa, en la que recordó que una medida de ese tipo tiene que ser aprobada por su gobierno y no puede ser impuesta por los ayuntamientos.
«No tenemos ningún interés, ni ningún plan, para poner en cuarentena ninguna ciudad», insistió, citado por la agencia de noticias EFE.
Respecto del cierre de la tradicional Estatua de la Libertad, las autoridades dijeron que no tiene fecha de reapertura, sino que próximamente se notificarán las novedades al público a través de los canales habituales.
También el dueño del Empire State expresó a través de una breve nota en la página web del emblemático edifico que el observatorio permanecería cerrado temporalmente a causa del Covid-19.
Otros observatorios también han notificado el cierre temporal, como el recién inaugurado Edge, en Hudson Yards, así como los miradores de la Freedom Tower del World Trade Center y el del centro Rockefeller.
En los últimos días, el estado y la ciudad de Nueva York tomaron medidas para tratar de contener el virus y se procedió al cierre de algunos negocios como bares y restaurantes a la par que las calles y estaciones de metro o tren presentan mucha menos afluencia de la habitual.
La ciudad de Nueva York, con 644 positivos y una subida de 187 con respecto al día anterior, es la zona más afectada, seguida del condado de Westchester, a sus afueras, donde 157 nuevos casos elevaron el total a 380.
Este martes, en una entrevista con CNN, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, había dicho que se está «considerando» la posibilidad de ordenar a los ciudadanos permanecer en sus hogares.
Cuomo insistió en que no habrá ninguna medida de este tipo que se aplique a ciudades por separado, dado que no sería efectiva, pues mucha gente optaría por desplazarse a otras localidades de la región antes de su entrada en vigencia, lo que sería contraproducente.
Según recalcó, «hay muchos pasos» a tomar antes de imponer una cuarentena, sobre todo acciones para limitar la «densidad» en muchos lugares.
En ese sentido, el gobernador aseguró que es probable que próximamente haya «cierres más dramáticos», empezando por negocios no esenciales, tal y como se ha hecho en otros países.
El objetivo, explicó, es siempre ralentizar el ritmo de contagios para que el sistema sanitario no se vea desbordado. Al ritmo actual, advirtió, Nueva York no tendría suficientes plazas hospitalarias, sobre todo en unidades de cuidados intensivos cuando llegue lo peor de la crisis.
Según Cuomo, hay proyecciones que apuntan a que el «pico» de la enfermedad en Nueva York llegará en 45 días y que, en ese momento, podrían necesitarse entre 55.000 y 110.000 camas en hospitales, cuando el estado dispone en total de unas 53.000, y entre 18.600 y 37.200 plazas en cuidados intensivos, frente a las 3.000 que hay.