Músicos uruguayos y argentinos dieron vida a un proyecto artístico que se expresa en canciones, se sumerge en las raíces de dos países unidos por la cercanía de sus tierras, su cultura y la hermandad de sus pueblos, y se proyecta en los afectos más íntimos que son también colectivos. De nombre le pusieron Cinco Amigos, con el gesto fundamental de los grandes quienes, a pesar de sus performance elevadas, eligen resaltar lo importante por sobre lo evidente.
Así, el grupo, integrado por Nicolás Ibarburu (músico y compositor uruguayo), Martín Ibarburu (baterista uruguayo), Fernando Silva (músico argentino, bajo y contrabajo), Hernán Peyrou (músico y compositor uruguayo) y Juan Pablo Di Leone (músico argentino, flautas, armónica y piano), sale a interpretar por distintos países canciones propias y ajenas en conciertos que son una buena excusa para juntarse alrededor de un proyecto independiente donde pasarla bien interpretando canciones de los dos márgenes del río de La Plata.
Desde hace décadas existe entre estos músicos una gran interacción. Hace unos 20 años que Juan Pablo Di Leone junto a Nicolás Ibarburu participan en proyectos propios y como invitados de otros artistas. De esta actividad nació el grupo, una selección que terminó de formarse cuando se sumaron Martín Ibarburu y más adelante Fernando Silva y Hernán Peyrou.
Buscando reinventar el género de la canción a partir de versiones modernas de candombe, milonga y samba, el escenario comenzó a nutrirse y la búsqueda de cada artista pasó a ser parte de un proyecto donde compartir sus inquietudes e inspiraciones colectivas: “Canciones propias, las que nacieron de los cinco, y algunos pequeños homenajes a grandes referentes de la música argentina y uruguaya”, se anuncia en la invitación sobre el corpus del concierto al tiempo que se describe al grupo como la conjunción de “músicas que traen experiencias, caminos que se cruzan, dimensiones compartidas y pequeños universos”.
“Cinco Amigos es una consecuencia de la amistad y de cómo interactuamos musicalmente porque todos hemos tocado juntos e invitado mutuamente a nuestros propios proyectos independientes y participamos de proyectos de otras gentes”, resumió Juan Pablo Di Leone en diálogo telefónico con El Ciudadano.
Poco más de tres son los años de vida de este grupo que se reúne “en cuanto se puede y las agendas lo permiten, lo que no es fácil de gestionar y mucho menos con gente de dos países que estamos muy activos y con mucho laburo”, refirió el músico argentino para quien el proyecto refleja “algo que pasa y pasó siempre entre los músicos de Argentina y Uruguay: que se admiran mutuamente y escuchan lo que pasa del otro lado”.
En sus conciertos, Cinco Amigos versiona músicas de sus propios integrantes y de otros músicos con los que compartieron escenario a lo largo de su carrera. No obstante se encuentran generando músicas que pronto derivarán en un material de estudio. “En el proyecto se dan las dos cosas: canciones propias y reversiones. El grupo tiene material propio suficiente de sus integrantes y un poco el aporte mío versionando canciones de Charly (García) o del Cuchi (Leguizamón)”, dijo el músico cuyo último disco solista, Sin Palo recoge, justamente, una versión de “Salir de la Melancolía” de Charly García donde tanto Nicolás como Martín Ibarburu hicieron sus aportes.
—En un mundo que conduce a la individualidad ustedes apuestan por un proyecto colectivo sustentado en la amistad y la admiración mutua. Son casi la resistencia…
—Y un poco sí. Tenemos la esperanza de que, en la música, se pueda escuchar también esa energía, esa amistad, ese cariño que nos tenemos. Yo los admiro, más allá de que sean mis amigos, porque son grandes músicos. Tocar con ellos, poder compartir con quienes admiras, son lujos que te regala la vida de músico. A todos nos encanta tocar con los Ibarburu. O con Fer Silva en el bajo. Acá el hecho de que seamos amigos es tener un poco la esperanza de que ese plus también se puede llegar a escuchar y que tiene que ver con una conexión y las ganas que tenemos de tocar con el otro. Ninguno, por suerte, está en un trabajo donde pone el piloto automático; tampoco nos gustan los músicos que lo ponen pero a veces es inevitable en la vida del músico necesitar el oficio y el profesionalismo de tocar cualquier material y ese oficio todos lo tenemos. Tocar con ellos es otra cosa. Todo nace con menos especulación y más ganas de compartir algo entre nosotros. Hemos tocado tantas músicas de otros que, cada vez que nos mostramos algo nuevo, es porque nos sentimos motivados.
—¿Cómo diagramaron el concierto? ¿Habrá espacio para la improvisación?
—Lo que tiene Cinco Amigos de entretenido para nosotros, y ojalá también para el público, es que es un grupo vocal e instrumental bastante versátil. Todos venimos del oficio de ser músicos. A mí me gusta cantar y toco el piano en un par de temas aunque soy flautista. Tenemos temas instrumentales y nos encanta. Es linda una propuesta mixta. Por supuesto que habrá improvisaciones y solos porque hay grandes solistas en el grupo. Jaime Roos presentaba a Nico (Ibarburu) como el “número 10”, como el goleador del grupo. Y tiene esa característica pero, acá, hay espacio para mostrar todas sus buenas características. Con Hernán Peyrou pasa lo mismo porque canta, toca el piano, la guitarra y el acordeón muy bien. Con él podemos tener una rotación y el rol del protagonista se va distribuyendo. Tocaremos un candombe del disco de Fer Silva. Es un concierto versátil y una propuesta variada.
Para agendar:
El ensamble argentino uruguayo Cinco Amigos se presentará este jueves, a las 21, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén de Mendoza y Sarmiento. Las entradas se encuentran a la venta en la boletería del teatro.