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Cinco policías de la comisaría 20ª a juicio por cobrar para proteger a narcos

Se trata del jefe, el subjefe y tres subalternos, quienes trabajaban en la seccional de barrio Empalme Graneros, quienes fueron detenidos en 2015, y serán juzgados junto a un hombre y dos mujeres, sindicados como los beneficiarios y por comercializar estupefacientes en la zona noroeste

Una banda mixta de cinco policías y tres civiles comenzará a ser juzgada este jueves por organizarse para cometer diferentes delitos relacionados con la infracción a la ley de drogas 23.737. Para la Fiscalía que llevó adelante la investigación, los policías, entre los que están el jefe, el subjefe y los tres subalternos de la comisaría 20ª, ofrecían protección a los tres involucrados para que se dedicaran a la comercialización de drogas, a través de la venta al menudeo. “En esta causa se comprobó que no existe narcomenudeo en Rosario sin complicidad policial”, describió el fiscal de juicio Federico Reynares Solari.

El debate oral estará a cargo del Tribunal Oral Federal 3 (TOF3), integrado por los magistrados Osvaldo Facciano, Eugenio Martínez y Otmar Paulucci, y comenzará este jueves a partir de las 9 en los Tribunales Federales de bulevar Oroño al 900. A su vez, la acusación estará a cargo del fiscal general 3, Reynares Solari.

Este jueves se sentarán en el banquillo de los acusados los policías: Roberto “Queja” Quiroga, de 47 años y jefe de la seccional 20ª; su subjefe Jorge “Mostro u Obra” Ocampo, de 49; junto a los subalternos Cristian “Gavia” Gelabert, de 35, Víctor “Mochila” Villalba, de 44, y Gustavo “Empleo” Elizalde, de 43. En tanto, Sixto Pérez, de 35 y apodado Chaqueño o Chaque, está señalado como quien comandaba a los civiles, entre las que se encuentran Silvia Di Morelle, de 67 y conocida como la Gorda Bolona o Bote, y su nieta Micaela Pared, de 25.

La causa

En 2014, Gelabert estuvo en la mira de las fuerzas federales porque sospechaban que tenía conexión con el clan de Rosa Caminos, hermana del asesinado ex líder del paravalanchas leproso en 2010 y procesada por la justicia Federal por manejar seis búnkeres de droga. Gelabert trabajaba en una comisaría de la zona sur, donde es oriundo.  Por eso no se sorprendieron cuando en tareas investigativas, lo encontraron de civil, en su propio auto, estacionado en la puerta de una boca de expendio de la noroeste. Por ese tiempo Gelabert ya trabajaba en la seccional 20ª.

Fue allá por 2015 cuando, a raíz del primero de los tres allanamientos que se hicieron en esa comisaría de Carrasco 5601, se empezó a conocer la forma de operar de los policías. Para el entonces titular de la Fiscalía Federal 2, Mario Gambacorta, Gelabert era quien tenía los vínculos y preparaba o armaba las circunstancias para que los referentes de las bocas de expendio pagaran una comisión para poder vender en la zona de Empalme Graneros.

“Era el brazo ejecutor”, lo describe la acusación y también detalla que si no estaba la plata que habían arreglado antes del 10 de cada mes los mejicaneaba –como se dice  al robo de estupefacientes a un narco–. Las funciones de Villalba y Elizalde era más o menos las mismas, con la diferencias de ser un poco más discretas. Luego, lo recaudado pasaba por Ocampo, el subjefe, quien era el encargado de subir el dinero a Quiroga, siempre según la Fiscalía.

Sixto y Gorda Bolona

La causa federal contra Sixto Pérez se conoció con el operativo de las fuerzas federales llevado a adelante el 25 abril de 2015: ese día cayó Ocampo, el subjefe de la seccional. El titular del Juzgado Federal 4, Marcelo Bailaque, también había ordenado allanamientos a la comisaría 20ª y la subcomisaría 24ª de barrio Toba, junto con las viviendas de los cinco policías involucrados.

Entre esos domicilios estaba el jefe de la seccional 20ª, Quiroga. De las dependencias incautaron los celulares de los jefes y los libros de guardia. El objetivo era determinar conexiones entre organizaciones criminales del noroeste y efectivos de la fuerza.

Un año más tarde Quiroga (quien al momento de este procedimiento era jefe de Cuerpos de la regional de Villa Constitución), Víctor Villalba y Cristian Gelabert fueron presos –les volvieron a allanar sus casas–. Luego fueron  indagados por Bailaque, junto con algunos civiles.

Los cuatro uniformados fueron procesados por comercio de estupefacientes agravado por la cantidad de intervinientes y por el hecho de haber sido cometido por funcionarios públicos.

En tanto, Sixto fue atrapado finalmente el 25 de octubre de 2017 en el Chaco por personal de Gendarmería. Lo buscaban por otra causa de tráfico de drogas, radicada en aquella provincia, y le saltó el pedido de captura emitido en 2015 por Bailaque.

En Rosario, a Sixto lo procesaron por comercialización de estupefacientes agravado no sólo por el número de intervinientes sino también porque varios de ellos eran funcionarios policiales. Vinculado como socio del por entonces ya asesinado Carlos Alberto Paz, conocido como Negro Cali y hombre fuerte de barrio, quedó alojado en el penal de Marcos Paz.

El 29 de mayo de 2018, fue el último operativo relacionado a esta causa cuando el personal de la División de Drogas de la Federal de Rosario arremetió de nuevo contra la banda mixta asentada en Empalme Graneros con 16 allanamientos: 14 en la zona noroeste, uno en la celda de Sixto en la cárcel de Marcos Paz y otro en una vivienda de Hermoso Campo, en la provincia del Chaco, de donde es oriundo.

Voceros del caso indicaron que tras los procedimientos incautaron 78 envoltorios de marihuana fraccionados para la venta junto con picadura y dos trozos compactos de la misma sustancia que llegaron a un peso total de un kilo. También hallaron una balanza, alrededor de 15 mil pesos en efectivo, una pistola calibre 9 milímetros, municiones, celulares y un vehículo.

Por ese tiempo, algunas familiares fueron detenidas pero luego quedaron fuera de este expediente, al igual que otro policía, quien trabajaba en la subcomisaría 22ª.

La Gorda Bolona y su nieta se presentaron ante la Justicia federal en forma espontánea tras los allanamientos de abril de 2015 y quedaron relacionadas con la causa. Bolona quedó como la encargada de la comercialización. La mujer de 67 años también está encausada en la Operación Guaraní, desatada en 2016, cuando se acusó a Facundo Nicolás “Macaco” Muñoz (absuelto por el crimen del líder de Los Monos Claudio “Pájaro” Cantero, pero condenado por el asesinato de Juan Pablo Colasso) de manejar desde la cárcel de Piñero una organización que vendía drogas.

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