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Represión y masacre en 2001: “Tuvo una estructura, no fue un día de furia parejo y plano”

“Maelström 2001” se estrenó en Rosario hace una semana en El Cairo y estará disponible en las plataformas CINE.AR y CONTAR. Willy Pregliasco es el protagonista, un físico del Conicet que reconstruyó cinco de los 39 asesinatos del 19 y 20 de diciembre de 2001


Créditos: Agencia Télam

 “Maelström 2001” es una pieza audiovisual que muestra el trabajo que hizo el físico del Conicet Rodolfo “Willy” Pregliasco para reconstruir a partir de fotos y videos las circunstancias en que se dieron los asesinatos de cinco personas el 20 de diciembre de 2001 en la Ciudad de Buenos Aires. Después de su estreno en la capital en mayo de este año, el documental se proyectó en el Cine El Cairo la semana pasada y El Ciudadano habló con su protagonista, Pregliasco, que además es docente e integra el programa Ciencia y Justicia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

El organismo nacional empezó en junio una gira federal y, una vez terminada, el documental estará disponible en las plataformas CINE.AR y CONTAREstá dirigida por Juan Pollio y fue realizada por la productora Conicet Documental en conjunto con el equipo técnico del Programa Nacional de Ciencia y Justicia.

El trabajo fue solicitado por la Justicia y Pregliasco lo hizo junto al físico Lucas Micheletti, que entonces recién terminaba su licenciatura y había sido su alumno. Desde la década del noventa, Pregliasco participa como perito en causas judiciales donde se requiere la reconstrucción de hechos, muchos de ellos donde hubo represión policial. Su aporte es desde su campo de estudios: la física. Trabajó en causas como la desaparición de Miguel Bru y la Masacre de Trelew, el fusilamiento contra 19 militantes y presos políticos el 22 de agosto de 1972. 

Un panóptico para ubicar los crímenes 

En medio de agitadas protestas sociales a lo largo de todo el país y el decreto de estado de sitio, y por consiguiente una respuesta estatal criminal, en Buenos Aires el 20 de diciembre asesinaron a Gastón Riva, Carlos Almirón, Diego Lamagna, Gustavo Benedetto y Alberto Márquez. En total hubo 39 asesinatos entre el 19 y 20 de diciembre en toda Argentina, nueve de los cuales fueron en Santa Fe (el segundo distrito del país con más muertes en este contexto), seis de ellos en Rosario. La mayoría de esos crímenes siguen impunes. Pero los que retrata este documental no.

“Nuestro laburo fue comparar todo el material, los que tenían hora, los que no tenían hora y ponerlos en horas relativas. Ubicarlos en espacio y tiempo, que es el berretín del físico. Ubicar en espacio y tiempo los eventos”, señaló Pregliasco

El científico compartió con El Ciudadano la idea más importante que concluyó: “El 2001 tuvo una estructura, no fue un día de furia parejo, plano, todo igual. Fue un día donde hubo muchas decisiones políticas, hubo responsabilidades. La película cuenta esa estructuración”.

Sobre su trabajo, lo primero que puntualiza es el caos: se hizo a partir de imágenes y videos de canales de televisión, cámaras de seguridad y material crudo de camarógrafos, lo que para él fue “el más valioso, porque ahí hay más material que el que fue emitido en aire y muestran pedacitos de video que nos ayudaron a cubrir baches donde faltaba información”, aclaró. Analizó alrededor de 120 videos y 500 fotos. 

El físico detalla varios aspectos: el material relevado fue tomado con la tecnología de la época, es decir negativos de rollos fotográficos y VHS. El primer problema fue la conservación. 

Desde el momento en que me llaman para hacer la pericia ya casi no hay máquinas de VHS. Además, los VHS estaban guardados en cajas de papel madera en distintos juzgados, había copias repetidas y estaban llenos de polvo. Y, por otro lado, los juzgados no tienen procedimientos para guardar algo que no sea papel, los papeles van en expedientes que van ordenados en cuerpos y éstos tienen fojas. En cambio, para un negativo o un VHS no hay un procedimiento claro. Cada juzgado tenía numeraciones diferentes. Todo esto ya era un problema serio, había que organizarlos”, explica.

Se crearon categorías y la más importante fue “la que estructura toda la reconstrucción. Son las cámaras de seguridad en la ciudad de Buenos Aires, que dependen de la Policía Federal. Esas cámaras iban a una sala de situación donde se editaba, es decir las llevaban todas a la vez, pero alguien elegía qué cámara iba a aparecer en las pantallas, que iba a ser transmitido en la sala de situación del Ministerio de Seguridad, la jefatura de la Policía Federal y la Presidencia. Todo ese material se podía ver desde ahí, en los lugares de toma de decisión”.

Es importante, subraya, porque era lo que estaban viendo las autoridades para tomar decisiones: el presidente, el ministro del Interior, el director de la Policía Federal”. Prueba imprescindible para enjuiciar a los responsables de las muertes. 

De los canales de televisión tomaron todos los fragmentos que dijeran “En vivo desde Plaza de Mayo” o “En vivo desde el Congreso”, con la hora superpuesta que todos los canales ubicaban en un ángulo de la pantalla.

“Inventamos un programa que llamamos el panóptico: es como una cámara de videovigilancia al que le das un intervalo de tiempo y te muestra la evidencia que hay en ese intervalo de tiempo”, señaló. 

Otro problema de la tecnología de la época fue que las cámaras grabadoras tenían una capacidad limitada de tiempo para filmar y como lo que se tomaba para transmitir en los canales serían sólo fragmentos, las filmaciones replican ese modo. Eran, en general, tomas muy breves. El VHS no dejaba registro del horario en que se corta la grabación y el horario al que se retoma.

Así que toda la primera parte del trabajo consistió en darle un orden y la forma en lo que hicieron fue a través de un programa que crearon a modo de panóptico.

“Nuestro laburo fue comparar todo el material, los que tenían hora, los que no tenían hora y ponerlos en horas relativas. Ubicarlos en espacio y tiempo, que es el berretín del físico. Ubicar en espacio y tiempo los eventos. Pero una vez que tenés todo sincronizado y tenés fragmentos de información el problema es qué hacés con todo eso, ¿cómo lo mirás?”, introduce.

Enrique García Medina para Télam

“Para verlo inventamos un programa que llamamos el panóptico: es como una cámara de videovigilancia al que le das un intervalo de tiempo y te muestra la evidencia que hay en ese intervalo de tiempo. Te va mostrando Plaza de Mayo o donde haya evidencia”, explica y agrega: “Digo que es como un panel de videovigilancia pero no lo es porque en realidad es un panel que te muestra la información que hay de ese día y que esa información no es completa. Aún así es muy curioso el efecto, porque uno está parándose en un punto de vista donde tiene más información que cualquier persona que haya estado ahí ese día. Porque si vos estuviste ahí, viste desde un lado sólo. En cambio, con el programa podés capturar cierta simultaneidad y cierta transición de objetos, de policías, de manifestantes de un lugar a otro”.

Todo este trabajo llevó casi seis meses. Entonces, convocaron a una reunión con todas las partes involucradas en el juicio. “Entregamos el material organizado, les mostramos cómo estaba organizado y metimos todo en un disco rígido con el programa. Era la evidencia ordenada del día y cada uno tenía que sacar de ahí sus argumentaciones y su historia de qué era lo que había pasado, cómo se habían tomado las decisiones”.

“Se parece muy poco a la imagen de Hollywood donde los peritos resuelven el caso. Creo que nuestro rol más que resolver fue dar el fundamento para que el juicio tenga sentido. Nuestro aporte fue que cuando alguien dice que estaba a las 5 de la tarde en tal lugar, uno pueda mirar y ver si lo que dice está en contexto o no”, sintetiza.

En el juicio el panóptico permitió ubicar a las víctimas y testigos y relacionar las órdenes policiales transmitidas por radio para reconstruir lo acontecido

Lo que siguió a la organización del material fue “desarrollar una guía para poder tener una narrativa del día”:Como nuestro trabajo no es argumentar sino describir, porque es el aporte que puede hacer un físico a la causa, lo que hicimos fue ir anotando evento por evento”. Por ejemplo, las disputas en Plaza de Mayo, los desalojos de la policía y las detenciones. Anotaron cada uno de ellas, adónde se llevaban a las personas y también dejaron registrados aquellos que gritaban su nombre y apellido antes de que se los lleven. También registraron todos los cuerpos de policía presentes, cuántos eran, quiénes tenían armas y “poniendo especial énfasis en todos los eventos que estaban relacionados con las muertes”.

Este panóptico permitió, a lo largo del juicio, ubicar a las víctimas y testigos y relacionar las órdenes policiales transmitidas por radio para reconstruir lo acontecido.

¿Por qué el nombre Maelström?

“En el documental menciono la historia del cuento de Edgar Allan Poe, que creo que tiene una hermosa metáfora”. Se refiere a “Un descenso al Maelström”. El cuento parte de una leyenda que data del 1100, sobre un remolino que se forma en las costas de Noruega. “En realidad era una turbulencia, con cierto cambio de la marea se arma algo que la gente pensaba que era un remolino. Poe toma esa descripción para armar un cuento donde hay unos marineros que van a pescar del otro lado del remolino. Saben en qué horario de la marea lo pueden hacer de manera segura, salvo una vez que los agarra una tormenta y cuando se forma el remolino los tipos quedan en medio de la catástrofe”. 

El autor, explica Pregliasco, narra el terror que sienten los marineros y “habla en primera persona: ya que voy a morir, qué mejor oportunidad de ver el remolino que es lo único que puedo hacer, estoy en esta situación, vamos a disfrutar el espectáculo. Se para y se pone a mirar el remolino y empieza a hacer observaciones muy técnicas”.

“Junto con la película hacemos actividades donde el rol sea escuchar, recabar historias, de rescatar las historias de rosario en 2001 y filmarlas, recuperar testimonios”, señaló. 

El personaje advierte cuestiones de la física que finalmente lo ayudan a sobrevivir la tempestad. “Me parece una gran metáfora de la empresa científica que ante la condición humana dramática de que todos sabemos que vamos a morir, ante una situación de muerte dice: vamos a ver qué se entiende en todo esto. Un poco es esa la operación que hace uno con el 2001”.

Así lograron desatar muchas preguntas que plantearon en el juzgado sobre quiénes habían estado, dónde, cómo y pudieron contar la historia del 20 de diciembre en Buenos Aires. 

Gira federal

Desde su estreno, el equipo de Ciencia y Justicia de Conicet inició una recorrida por varias ciudades del país para proyectar el documental y además organizar una mesa de debate sobre el tema

En Rosario se proyectó el jueves 8 de junio en el Cine El Cairo y al día siguiente se realizó una charla en la Facultad de Humanidades y Artes “Memoria, justicia y ciencia. Reabrir del debate en torno de diciembre 2001 en Rosario a partir del documental Maelström 2001”. Tomando como disparador su documental Maelström 2001, el panel tuvo como objetivo reflexionar sobre la protesta social y la represión estatal de diciembre de 2001 en Rosario. 

Hubo 39 asesinatos en toda Argentina entre el 19 y 20 de diciembre, nueve en Santa Fe de los cuales seis fueron en Rosario. 

“Uno es consciente de que son muchas más víctimas del 2001 y estamos hablando de las cinco de la Capital. La mayor concentración fue en Rosario y hay muy poco discurso sobre eso, muy poca visibilización”, considera, y por eso organizaron esta gira.

“Junto con la película hacemos actividades donde el rol sea escuchar, recabar historias, de rescatar las historias de rosario en 2001 y filmarlas, recuperar testimonios. Sobre todo por la vigencia social”.

Además, para Pregliasco cada vez que se habla del 2001 se deja afuera un aspecto que considera muy valioso: “Fue un momento de una enorme creatividad social, las asambleas barriales y populares, el nacimiento del movimiento piquetero, los cacerolazos. Nacen un montón de manifestaciones de distintas clases sociales y  culturas que estaría bueno rescatar o por lo menos volver a contar”.

“Para el aniversario 20 la cobertura fue tan superficial, estuvo tan centrado en que se armó un quilombo y nada más que se pierde la capacidad de reflexión sobre eso”, piensa.

“‘Maelström 2001’ muestra la gente en la calle, con una actitud que no la hemos vuelto a ver, por eso vale la pena ver la película. La mayor riqueza es el documental, muestra la actitud con la que la gente circula, se mueve, protesta, argumenta. Vale la pena ver y repasar. No se ha visto. Además, mucha gente no sabe que hubo un juicio donde se condenó al secretario de Seguridad de la Nación y al jefe de la Policía federal. Es un señor juicio y es un fallo bastante inusual”, sintetiza.

De forma circular, Pregliasco cierra con la misma vocación por la que desde el Conicet decidieron rodar la película en las distintas provincias: que tanto el público como los mismos investigadores del Conicet sepan que existen estas causas y que la ciencia hace su aporte a la Justicia para esclarecer crímenes cometidos por la represión estatal.

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