Por Matias Máximo / Cosecha Roja
La oligarquía ganadera que se reúne para exponer cómo someten a los animales en nombre de la “tradición” esta vez también le pegó a los humanos. El circo romano se dio cuando un grupo de veganxs y antiespecistas irrumpió en el escenario principal de la Exposición Rural de Palermo para visibilizar de manera pacífica el maltrato: sus únicas armas eran carteles que decían “basta de matar”, “carne es muerte”. El desalojo del campo de exhibiciones fue violento y desigual, ya que los ganaderos estaban sobre caballos y actuaron como si fueran una policía montada. Hubo amenazas con facones, boleadoras y rebencazos.
“Desde las gradas empezaron a levantar sus manos con el pulgar abajo como en la película Gladiador, cuando piden la muerte. Además de los hombres que nos tiraban sus caballos en la arena se metieron otros desde el público y nos amenazaban con cuchillos. Nos insultaron de todas las formas posibles y repetían que nos vayamos a estudiar y a laburar”, dijo a Cosecha Roja Nevenka, integrante de DxE (Direct Action Everywhere), organización que promovió la acción de denuncia.
Además de la movida de visibilización organizada por DxE dentro de La Rural, afuera otro grupo de activistas sostenía carteles de protesta, entre ellas Climate Save Movement, Animal libre, The Save Movement, Anonymous for The Voiceless, Buenos Aires Animal Save, ECOnciencia V, Friday For Future, Acción Animal y Voicot. Estos espacios de activismo tienen distintas formas de protesta pero comparten al antiespecismo como punto de partida. ¿De qué se trata este movimiento? El “especismo” refiere a la discriminación basada en la especie: es un equivalente al racismo o al sexismo y plantea una supremacía de los humanos hacia el resto de los animales. Habla de escalas de importancia entre las especies y sitúa a los humanos con poder y derecho sobre las demás.
“La acción directa no violenta hace que la gente tenga que tomar partido. Esto es lo mismo que paso con la esclavitud, que fue una tradición hasta que la gente blanca tuvo que decidir desde donde lo iba a sostener. Atravesaron un momento moral en el cual tuvieron que elegir si iban a apoyar el sometimiento de otros y lo mismo pasa con los animales hoy”, dijo Nevenka.
El movimiento de “acción directa no violenta” nació en 1960 en Greensboro, Carolina del Norte. Ese año cuatro hombres negros decidieron sentarse en un mostrador de comida para blancos más allá de que estuviera prohibido, un gesto que resultó grosero, confrontativo y peligroso, tanto que incluso la camarera negra que estaba trabajando en el mostrador rechazó la iniciativa. Esa acción, aunque parecía pequeña y aislada, inspiró acciones similares, primero en la ciudad y después en el resto del país.
Los “Greensboro Four” todavía son recordados como los desacatados que visibilizaron la idiotez de la supremacía blanca. Martin Luther King, cuando estuvo detenido en la cárcel de Birmingham, mencionó el método que replicaron en La Rural: “La acción directa no violenta busca crear una crisis y generar una tensión tal que una comunidad que constantemente se ha negado a negociar se vea obligada a enfrentar el problema. Busca dramatizar el problema para que ya no pueda ser ignorada”.
Es natural que en Argentina, uno de los principales países agroexportadores del mundo, la denuncia del maltrato animal sea criticada. Pero el movimiento vegano y antiespecista está dispuesto a denunciar las veces que haga falta hasta que la violencia naturalizada deje de estarlo. “Muchas de las llamadas tradiciones son crueles. Hay que empezar a mostrarlas como lo que son”, denuncia Nevenka, que contó que a la salida de La Rural fue la policía quien les sugirió tomarles la denuncia formal para que la justicia investigue a los violentos.
Nota: Cosecha Roja no está en contra de los gauchos, por eso decide no llamar así a las personas violentas que golpearon a los activistas veganos del antiespecismo.