Le decían Cabezón o Coyote. Tenía 47 años y había pasado varios años a la sombra por causas de robo calificado en las que se lo mencionó como compañero de andanzas de otros cañeros de fuste. Desde 2019 lo ubicaron en otro rubro, como un hombre dedicado a logística en una organización criminal liderada por René «Brujo» Ungaro que también integraba su ex pareja, la recientemente fallecida Ramona “Gringa” Avalos, personaje de historia en los arrabales de barrio Tablada.
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El martes por la noche, a 24 horas de haber recuperado la libertad por una causa de tenencia de arma, alguien citó al Cabezón, como se llamaba Daniel Amelio Balaguer, para hablar en una esquina ubicada a 150 metros del Museo del Deporte, distante cinco cuadras de su casa de pasaje Benedetti al 4300. Allí quedó a merced de un atacante que lo ejecutó de ocho disparos.
Fuentes de la investigación indicaron que un familiar de la víctima dijo que Balaguer fue citado en la esquina de Benito Júarez y Patricias Argentinas. A partir de allí los detectives reconstruyeron que antes de caminar al encuentro dejó el auto estacionado en el predio de la estación de servicios abandonada de Ayacucho y Estado de Israel, en el límite de los barrios Tablada y Las Heras, y de allí camino los 150 metros restantes. Para ese momento, según un detective, ya estaba en la mira del agresor: un joven encapuchado.
“Alrededor de las 19 –por lo que se pudo saber– el hombre estaba parado en la esquina cuando pasó una persona encapuchada y le disparó al menos ocho veces”, describió el fiscal Ávila. Balaguer terminó con tres tiros en la cabeza y cinco en el tórax. El matador fugó a pie.
Balaguer había recuperado la libertad el lunes, en el marco de una audiencia de revisión de medida cautelar por una causa por tenencia de arma de fuego. El 29 de marzo lo imputaron y el juez le dictó la prisión preventiva por 30 días. El fiscal David Carizza, de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, lo acusó de haber recibido un Renault Clio propiedad de su actual pareja, María de los Ángeles Dora G., el cual estaba nombrado en un legajo fiscal.
“Dicho vehículo participó de un hecho ocurrido en fecha 24 de noviembre del 2020 alrededor de las 15 en Abanderado Grandoli al 3700 en momentos en que se produjo un abuso de armas sobre dicha vivienda cuando un vehículo se aproximó a la casa y desde el interior efectuaron disparos cuyos impactos se verificaron sobre la puerta de ingreso», se leyó en la acusación.
También se le imputó haber tenido en su poder sin la debida autorización legal un revólver calibre 38 S&W Special y una pistola calibre 45, ambas secuestradas en casas que el imputado frecuentaba, en Ayacucho al 4500 (a metros de donde lo mataron) y Benedetti al 4300.
A la par de esa causa reciente, Balaguer estaba imputado desde el 16 de octubre de 2019 por integrar una asociación ilícita cuya jefatura está atribuida a René Ungaro, condenado por el homicidio de Roberto “Pimpi” Caminos y señalado como uno de los jefes de la mafias locales, organización cuyo inicio fecharon en octubre de 2018 y estaba dedicada a “la compra y venta de armas de fuego, el robo de autos, amenazas, atentados, usurpaciones, abuso de armas y la regulación ilegal del ingreso de personas a establecimientos penitenciarios a través de la venta de números”, según los acusadores.
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Entonces dijeron de Balaguer que tenía un rol logístico: “Era el encargado de guardar elementos para cometer delitos y se le atribuyó disponer de viviendas donde se escondían las armas”.
En ese legajo estaba también imputada la Gringa, que había sido su pareja y murió el pasado 21 de abril en el penal de 27 de Febrero al 7800.
En su Facebook, Balaguer había posteado una foto el 13 de noviembre, a días de haber recuperado la libertad en ese proceso. “Vida nueva” decía el epígrafe. Desde mediados de 2000 había pasado gran parte de su vida en prisión con intermitentes lapsos en libertad.
En 2011 fue condenado a la pena de cuatro años y seis meses de prisión por el robo El Noble Repulgue de Cafferata al 800 y el juez lo declaró reincidente por segunda vez. Ocurre que el Cabezón ya contaba con una pena de 19 años y 3 meses de cárcel por un homicidio dictada en el año 2000, que unificada se había elevado a 26 años y 9 meses de prisión. En el juicio también estuvieron sentados en el banquillo otros dos asaltantes conocidos: Marcelo Infrán, alias Gordo, y Néstor Robledo, más conocido como Cumbia.