Comenzada la noche en la capital egipcia, los choques entre civiles continuaban a los alrededores de la céntrica Plaza Tahrir.
Asimismo, esos grupos de civil que responden a Mubarak tienen controlados los alrededores el Hotel Ramsés Hilton donde se encuentran los periodistas extranjeros, quienes se están viendo obligados a huir del lugar.
Al no haber fuerzas de seguridad que los controlen, los periodistas debieron trasladarse en distintos transportes a sitios más seguros donde cumplir las tareas informativas, luego de que los militares en la zona no les prometieran garantías en su seguridad.
La enviada a Egipto de la televisión española, Rosa Mollo, fue agredida y le robaron material periodístico mientras otros dos periodistas brasileños vivieron momentos de tensión al verse obligados a entregar cámaras y grabadores a civiles que responden al presidente Hosni Mubarak.
Mientras que Mollo informó que por la agresión tuvo que pedir ayuda a los militares, pero igual fue obligada a entregar su material periodístico.
Similar situación vivieron los enviados especiales del diario O` Globo y Estado de San Pablo, Fernando y Janil, quienes relataron que fueron retenidos a la salida del Hotel Ramsés Hilton, también por civiles que controlan la zona, y debieron entregar sus materiales y memorias de las cámaras.
La cadena CNN informó que están arrestando a periodistas que ingresaron con visa de turistas.
En la plaza, en tanto, un grupo de no más de cinco mil opositores permaneció toda la noche resistiendo las embestidas de los seguidores de Mubarak, detrás de una improvisada barricada.
Entre esa barricada y el puente 6 de Octubre se encuentran los grupos oficialistas y detrás de estos están los efectivos militares, quienes permanecen mirando sin actuar.
Por el momento no se produjeron enfrentamientos entre unos y otros, pero la situación es por demás tensa y la sensación es que cualquier chispa puede producir una explosión.
En los alrededores de la plaza Tahrir y entre ésta y la margen del Nilo, todos los comercios están cerrados, no circulan autos ni personas y permanece la fuerte presencia militar.
Sin embargo, entre edificios cercanos al lugar se producen enfrentamientos aislados con palos y piedras.
El resto de la ciudad, en tanto, busca adquirir poco a poco, aunque más no sea, un poco del ritmo habitual. En las avenidas el tránsito es bastante fluido, se puede ver gente caminando y algunos comercios abiertos.