Al menos diez mil personas, algunas de ellas con máscaras de gas, se manifestaron ayer en Tokio formando una cadena humana alrededor del Parlamento japonés para protestar contra el uso de la energía nuclear, en un país traumatizado tras la catástrofe de Fukushima.
Según uno de los organizadores, Kaori Echigo, los manifestantes llegaron de todo el país.
En la cabecera de la manifestación, militantes con uniformes blancos y máscaras de gas, como se visten los obreros que descontaminan la central accidentada, tocaban tambores hechos de tanques metálicos marcados con el signo que indica la presencia de sustancias radiactivas.
Durante todo el desfile, que avanzaba lentamente hacia el Parlamento, se podían oír las consignas coreadas: “¡Devuélvannos Fukushima!”, “¡Paremos la energía nuclear¡”, “¡Protejamos los niños!”.
“Después del desastre de Fukushima, estoy firmemente convencido de que es arrogante creer que podemos controlar la energía nuclear con nuestra tecnología”, dijo Hiroshi Sakurai, un pintor de 65 años que se manifestaba por primera vez.
“El accidente mostró que no se puede controlar la energía nuclear. Además no se sabe cómo deshacerse de los residuos; no basta tirar la cadena del watercloss. Y por lo demás, todo lo que se refiere a la energía nuclear es siempre antidemocrático”, protestaba,a su turno, Naoki Fujita, un arquitecto de unos 50 años.
El movimiento antinuclear se reforzó claramente desde la decisión adoptada en junio pasado por el primer ministro, Yoshihiko Noda, de reactivar dos reactores nucleares de un total de cincuenta que tiene el país.
Noda justificó la decisión por el riesgo de cortes de energía eléctrica en al país, en el que un tercio de la electricidad consumida provenía hasta entonces del sector nuclear.
Desde hace unos meses, los manifestantes congregan cada semana a decenas de miles de personas bajo las ventanas del despacho del primer ministro. Hace diez días, entre 75.000 y 170.000 antinucleares se dieron cita en un gran parque de la capital en la mayor manifestación organizada tras la catástrofe.
Hace una semana, incluso un ex primer ministro, Yukio Hatoyama, se unió a la manifestación.
Este nuevo mitin llega unos días después de la publicación de un nuevo y demoledor informe oficial que cuestiona seriamente al gobierno y a la empresa Tepco, propietaria de la central accidentada en Fukushima.
Con partido propio
Signo de que la movilización antinuclear no se debilita en Japón, el sábado último se puso en marcha un nuevo movimiento político. Se denomina Greens Japan (Verdes Japón), y quiere presentar candidatos a las próximas elecciones legislativas, confiado en que la creciente oposición a que se reactive a mayor escala producción de electricidad en centrales nucleares le permitirá acceder a un número de escaños desde donde sostener y multiplicar la prédica.
Ésta tendrá como eje la necesidad de buscar fuentes alternativas para la producción de electricidad, porque Japón debe importar el petróleo que requieren sus centrales térmicas, cuya continuidad también es cuestionada por la emisión de gases contaminantes que coadyuvan a la creación del efecto invernadero y el recalentamiento de la Tierra.