El director de la recordada película Los Unos y los Otros, el célebre cineasta francés Claude Lelouch, fue una de las personalidades destacadas que se hicieron presentes en el 32° Festival Internacional de cine de Mar del Plata. Llegó al encuentro para acompañar una retrospectiva de sus films y mostrar un largometraje recién terminado –Chacun sa vie– que tendrá varias pasadas durante el encuentro.
Lelouch lleva rodadas casi medio centenar de películas y es una parte indeleble del cine francés. En 1965 ganó el premio a mejor director en el Festival de Mar del Plata: “Aquel fue el primer premio de mi vida y por eso estoy tan contento de estar acá de nuevo para celebrar ese recuerdo”, dijo el director francés en un diálogo con El Ciudadano llevado a cabo en el Gran Hotel Provincial de la ciudad balnearia.
Contó que durante la niñez su familia fue perseguida por la Gestapo y su madre lo escondía en los cines: “Durante la guerra me la pasé en las sala y así descubrí mi amor por este arte”, dijo y concluyó: “El cine me salvó la vida”.
También habló sobre la importancia que tiene el azar en su vida y su obra que, dijo, “es responsable de haber inventado mi vida”. Y acotó: “El azar siempre me condujo a esos lugares donde mi inteligencia tenía miedo de ir. Por eso en todas mis películas hay una presencia muy fuerte del azar”.
Para Lelouch el azar tiene que ver con este componente de irracional que existe en el ser humano: “Lo irracional es valentía pura. Yo me acostumbré a seguir los consejos de lo irracional por eso en todas mis películas siempre se encuentra esa mezcla de irracional y racional. Cuando hablo desde lo irracional siento que le hablo más al corazón de la gente que a su inteligencia”, definió.
En la misma charla con este medio se refirió a su obsesión por hacer peliculas regidas por la espontaneidad porque, destacó, “es algo que está a medio camino entre la mentira y la verdad”. Y guardó espacio para uno de sus temas centrales: el amor, uno de los tópicos de su cine: “Amo todo; el frío, el calor, el mar, la montaña, amo a la gente inteligente pero también a los boludos porque con ellos se pueden hacer las mejores películas”.
El amor y la esperanza son temas centrales en sus películas. ¿Cómo se logra seguir profundizando sobre ellos?
Estamos en un mundo de mentirosos y de traidores. Si nosotros logramos filmar aunque sea pequeños trazos de la verdad las personas prestan atención. Las personas saben y están acostumbradas a que vivimos en un mundo de traidores y mentira. Y cuando alguien es un poco menos asqueroso que los otros ahí se nos despierta el interés. Mis personajes son menos asquerosos que los otros. No son perfectos, tienen muchos defectos, pero respetan el amor. Y esto es un momento privilegiado porque le da un sentido a la vida. Es únicamente cuando estamos enamorados de algo o alguien que aceptamos el resto. Si no hay amor la vida es un sacrificio, es un calvario. Por eso me gustan muchos los sobrevivientes porque, para ellos, la vida es un regalo. En cambio, para las personas normales la vida es un sacrificio, un contratiempo. Las personas más felices que he conocido son las que sufrieron mucho. El sufrimiento es la verdadera moneda que se usa en la vida. Es con sufrimiento psicologico que pagamos por las cosas. Con el dinero sólo compramos lujo, con el sufrimiento compramos lo esencial.
Su última película habla sobre los tabú de las parejas. ¿Por qué hizo foco sobre esto en esta época?
Todos tenemos cualidades y defectos. Y una cualidad luego se puede transformar en un defecto. Eso es lo que quise contar con mi película: El que está en el lugar de los culpables no es necesariamente el más culpable. Todos tenemos un jardín secreto en algún lado del cual no estamos muy orgullosos. De eso quise hablar: de que ser perfecto es imposible.
¿Por qué “Los Unos y los Otros” es una película emblemática en Argentina? ¿Qué tuvo esa película que no tuvieron otras?
Primero que nada está la guerra. La guerra permite todos los horrores. Y en un periodo de guerra vemos como es realmente la gente. Cuanto más es la infelicidad, mayor es el deseo de vivir. Los personajes de esa película son los que sobrevivieron realmente a esa guerra. El film habla de los grandes sentimientos y ellos son los que hacen crecer a las personas. Estamos en un mundo que yo amo profundamente con todos sus defectos. Desde mi nacimiento cada año fue mejor que el anterior. En 80 años creo que pasamos de la barbarie a la civilización. Las personas no se dan cuenta de la suerte que tienen de vivir en esta época y no en otra. En la guerra la gente se tiraba bombas atómicas en la cara, mataron a 6 millones de judios, torturaban a las personas, bombardeaban las ciudades, se fumaba en todos lados por ejemplo, las ciudades estaban llenas de basura. Hoy se tomó conciencia de que había que salvar al planeta. El mundo está cambiando, el mundo de hoy es maravilloso si lo comparamos con el que conocimos. Yo tuve la suerte, en realidad, de conocer la guerra. Y después de ahí la vida me parece un paraíso.
En esto de poder hablarle a lo irracional, ¿cómo se lleva con las diferentes generaciones?
El público cambia más rápido que yo porque son caprichosos, quieren todo. A veces no logro seguirles el ritmo y cuando eso pasa no vienen a ver mi películas. Ahí trato de ponerme al día, de tratar de conquistarlos. Pero la relación que tengo con el público es la que tengo con la mujer que amo: uno se pelea, se reconcilia, a veces el público se enoja y yo me enojo con ellos. La relación con el público es una relación amorosa y siempre hay que ser mejor, siempre hay que ser el primero en dar el paso. En el fútbol cuando uno es número dos tiene la medalla de plata y no la de oro. El amor no regala nada, exige hasta el límite y sabe quien es el mejor y sólo elije a los mejores.
El azar le abrió las puertas a muchas películas pero la próxima se llamará “Si y no”. ¿Cómo entra el azar en esta dicotomia?
El azar me dijo que tenía que hacer esta película. Yo nunca les voy a agradecer suficiente a todos los que me dijeron que “no” en la vida porque desde ese momento busco otra persona que me pueda decir que “si”. El “si” es creativo y positivo. Yo estuve más veces recompensado por el “si” que por el “no”. Soy un promotor del “si” pero lleva mucho trabajo. Lo que quiero mostrar es que el interés de nuestra vida es decir que “si” porque detrás de un “si” está la aventura, es el símbolo de la libertad. Obvio que a veces el “no” es importante y nos puede salvar la vida y un “si” nos puede matar. Uno se comporta con la vida como se comporta con las mujeres. Yo le dije que si a muchas mujeres muchas veces y me la compliqué pero eso luego me permitió escribir bellas historias. Todos mis sufrimientos me permitieron escribir bellas historias. Y es gracias a las mujeres, por eso me gusta retratarlas en mis films. Me interesan más que los hombres. Las mujeres son hombres que lograron realizarse a si mismos. Me traicionaron más los hombres que las mujeres. Esta suma de “si” y “no” será formidable. Eso voy a filmar.