El ciclo, que en cada emisión tocará las noticias más relevantes del ámbito de la política, el espectáculo, los medios, las redes sociales y el deporte, contará además con la participación de los comediantes Sebastián Fernández, Pablo Picotto, Jimena Vallejos y Vale Valente. Y también será de la partida el actor e instagrammer rosarino Tomás Quintín Palma, quien ya grabó un encuentro nada menos que con el presidente Alberto Fernández que podrá verse en el debut de este domingo.
Villarruel, que está al mando de lunes a viernes del envío radial Detrás de lo que vemos que se emite por AM750, detalló que considera a De mil humores «como un hijo» del envío que llevó durante dos años por Crónica TV junto con Bernarda Llorente, titulado igual que su actual programa de radio.
«El domingo a la noche es un horario que me encanta, y lo vamos a hacer en vivo», confesó el conductor, y añadió que en su vida «el humor ha sido curativo, sanador» y que por eso está convencido de que «reír es algo que calma».
«A la tele le está faltando el humor –analizó–, no hay un programa pensado específicamente para hacer reír, sino que aparece la risa en un diálogo».
Con respecto a la tarea en la que se embarcará desde este domingo, Villarruel afirmó que «no es un desafío contar la actualidad con humor en estos momentos, porque la actualidad, hoy en día, es una productora de materia prima constante».
«Cuando hay situaciones extremas como la que está viviendo el mundo y la Argentina, como la cuarentena, mezclado con la política y con los comunicadores, aparecen situaciones que permiten a nuestros humoristas desarrollar una vuelta de tuerca para ponerle humor», se explayó. Y bromeó: «Hoy es muy difícil superar las cosas que uno ve y escucha, como por ejemplo el señor que dijo que a la mamá la vacunaron con la Sputnik y estaba imantada».
Consultado sobre el estado de la tevé de aire y el terreno perdido frente a las plataformas y otras formas de información y entretenimiento, Villarruel opinó que «la televisión se quedó un poco dormida».
«La televisión en general, antes de la cuarentena, ya venía arriesgando poco. Ya había una o dos ficciones solamente en la tevé argentina, estaba complicado producir, y obviamente también tiene que ver con el desarrollo de nuevas plataformas, que permiten a la gente ser su propio programador y elegir lo que quiere ver, cuando lo quiere ver», apuntó.
«Son casi todos programas en vivo, donde hay poca preproducción, y el humor cayó en la volteada, porque lleva mucho tiempo armarlo, escribir, reescribir, ensayar, ver lo que nos gusta», explicó. Aunque prometió que desde su lugar aportará lo suyo «para que la tevé no se transforme en una repetidora o, como dicen muchos, en la radio del siglo XXI, que la gente la pone para escucharla y no para verla».
Finalmente, el comunicador se entusiasmó con el momento particular que atraviesa la comedia y los desafíos que imponen los cambios culturales. «En el marco de la conquista de derechos de las mujeres y de diversos colectivos, programas que hace diez años eran un éxito, hoy en día, quedan vetustos y fuera de eje. Por eso, para nosotros es un desafío en el que vamos a encontrar nuevos códigos en los que el machismo, el sexismo, lo xenofóbico quedaron atrás. Creo que está en la inteligencia con la que los que escriben encaren las problemáticas de la sociedad moderna», concluyó.