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Club Atlético Diego Armando: pese al vacío de su ausencia, hacia adelante pese a todo

En 2017 un grupo de fanáticos le pusieron el nombre a su club, Club Atlético Diego Armando, que participa desde entonces en la Liga de fútbol de Mercedes, provincia de Buenos Aires. No tienen cancha ni predio pero siguen con la misma pasión y amor que les dejó el astro del fútbol mundial

De todos los pedazos que cada quien se quedó de Maradona; de la distribución universal de los recuerdos para llenar, ahora, el vacío inconmensurable de su ausencia; ellos, como tantos, se quedaron con su nombre: Diego Armando.

No al estilo de Walter Rotundo, por ejemplo, que en 2011 llamó a sus mellizas Mara y Dona; o del napolitano Antonio Mollica, que en 1985 bautizó a su hijo Diegoarmandomaradona, así, todo junto.

Ellos, en 2017, le pusieron el nombre a su club, Club Atlético Diego Armando, que participa desde entonces en la Liga de fútbol de Mercedes, provincia de Buenos Aires.

De adelante para atrás: este miércoles, cuando recibieron la noticia, cuando la muerte de Maradona era increíblemente un hecho consumado, cuando cayeron y corrió la idea de velarlo en la Casa Rosada, organizaron el viaje. Dejaron sus obligaciones cotidianas por la obligación mayor de ser agradecidos.

Maxi Cané (fundador del club con Nicolás Geracitano, ambos integrantes de la peña mercedina de Boca), Agustín Ríos, Marcelo y Diego Género, Emiliano Pedalino, Sebastián Literas y Lucas Rodeo se plantaron, firmes, en la entrada de la Casa de Gobierno.

«Llegamos aproximadamente a las tres de la tarde -le cuenta Maxi Cané- a Télam, ya había gente pero igual fuimos de los primeros y colgamos la bandera en la reja». Así dice la bandera: «Zarpado de argentino, fanático del Diego. Club Atlético Diego Armando».

El logo del club es la icónica imagen de Maradona llevando la pelota.

De adelante para atrás: en 1991 se fundó la peña boquense Diego Armando Maradona. Después hubo un equipo de fútbol 5. Después, una escuelita de fútbol llamada «Barrilete Cósmico». Después, la idea de armar un equipo para participar de la Liga.

«Se nos ocurrió la idea, nos fue dando mucho entusiasmo, hicimos todo el papelerío para entrar a la Liga de Mercedes y, desde 2017, estamos jugando los campeonatos todos los años», dice Cané.

«Diego Armando, le pusimos, así, sin el apellido».

Tuvieron ayuda de todos (rifas, sorteos, cenas) y se entrenaban en una plaza hasta que el municipio les prestó un predio.

De atrás para adelante: «Cuando abrieron las puertas esperamos algunas horas y pudimos entrar», cuenta Maxi. El clima, dice, era una mezcla de sensaciones, dolor, angustia, tristeza, el recuerdo de la felicidad que Diego les dio a tantos.

«Antes del mediodía sacamos la bandera y nos volvimos, después vimos que se descontroló todo pero ya nos habíamos ido».

Dejaron, a los pies de Maradona, el sueño roto de recibir un video de motivación antes de un enfrentamiento chivo; o, más ambiciosos, de que un día los visitara y, por qué no, los dirigiera.

De adelante para atrás: cuando se enteró de que un club llevaba su nombre, y que el club organizaba una cena que llevaba su apellido, «Cena solidaria Maradona», Diego se enojó. Hizo rastrear el número de los responsables, marcó y los llamó. Los fundadores del club le explicaron quiénes eran y qué hacían: no sólo jugar sino, entre otras cosas, ayudar a comedores y merenderos.

«Bueno, si es así está bien, pero no hagan cualquier cosa con mi nombre», los bendijo Diego.

De hoy para adelante: cuando el duelo pase, los jugadores del Diego Armando volverán a las prácticas de cara al torneo de verano, la competencia con que se reanudará la Liga. Estarán enfrente, como siempre, Estudiantes, Vélez, Quilmes, Unión, Palometas, Ateneo, El Frontón, Los Carteros, Defensores Juniors y Mercedes, el club más antiguo del fútbol argentino, entre otros.

No saben si hay en otra ciudad, en otra provincia o en otro país alguna institución que lleve el nombre de un jugador de fútbol.

Y si hay no les importa.

Seguirán dependiendo del aporte de la gente y de la pasión y el amor que los impulsa. Cancha no tienen, predio no tienen, la pandemia les impidió seguir pagando el alquiler de la sede. Hacia adelante con nada. Como Diego Armando, mucho antes de que fuera Maradona, el pedazo de la leyenda que eligieron para anclar el recuerdo acá, como todos, en el medio del pecho.

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