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Cofco cerró planta del Gran Buenos Aires: 200 despidos

La firma de capitales chinos que Nidera en 2017 bajó las persianas de la unidad de Valentín Alsina, única que refinaba y envasaba para el mercado interno. Atribuyó la decisión a "los índices de retracción y vaivenes de la economía". Trabajadores y gremio aceitero acampan en la puerta

En un viernes negro para los trabajadores de Cofco, ex Nidera, adquirida por capitales chinos, los empleados de la planta de la ciudad bonaerense de Valentín Alsina se encontraron con la noticia del cierre definitivo de las instalaciones de la única envasadora de la multinacional en el país, y de que a partir de ese momento no tenían más trabajo. “La veíamos venir: nos dieron vacaciones a todos y por eso dejamos una guardia por turno de los cuatro delegados”, marcó a El Ciudadano el titular del Sindicato Aceitero de Capital Federal y Gran Buenos Aires, Ezequiel Roldán, él mismo empleado de Cofco y uno de los cesanteados, que son 200 en total. Anoche los trabajadores de la firma habían organizado un acampe y permanecían, asistidos por sus familias, en las puertas de la firma, mientras los cuatro delegados permanecían adentro. La situación se mantendrá al menos hasta el lunes, para cuando está convocada una audiencia en el Ministerio de Trabajo bonaerense. “Nos preparamos para una pelea que puede ser larga”, lamentaba Roldán, aunque ratificaba el objetivo del sindicato: «Todos adentro».

China National Cereals, Oils and Foodstuffs Corporation, el mayor procesador y comercializador de alimentos del país asiático, había adquirido Nidera en marzo de 2017. A menos de dos años de la millonaria operación, la planta de Valentín Alsina, parte del partido bonaerense de Lanús, llegó a tener entre el 40% el 50% de su capacidad ociosa. De allí salía el aceite de consumo para el mercado interno marca Legítimo, pero además algunos de los que comercializan las cadenas Coto y Carrefour con su marca propia, e incluso los que están en góndola con la marca Marolio, entre otros destinos de la producción de refinado de girasol y soja, parte de la cual se exportaba.

“En los últimos años, Legítimo no ha sido ajeno a los índices de retracción y vaivenes de la economía. La industria de la de refinación de aceites se ha visto afectada por una importante baja en la demanda a nivel local, condiciones desfavorables del mercado y una creciente capacidad ociosa de la industria. Aun cuando desde la compañía se han implementado en los últimos años una serie de acciones tendientes a revertir este escenario complejo, y se han explorado todas las alternativas posibles, inclusive la de la venta de los activos a otra organización, o la de la optimización del número de empleados a través de retiros voluntarios para otorgar mayor competitividad, no ha sido posible confinar esta crisis y, en consecuencia, se ha concluido que la continuidad de la actividad no es posible en este contexto”, informó la propia Cofco en un texto que subió ayer a su sitio www.cofcointernational.com.ar, bajo el título “Por la crisis del sector / Cierra la planta de aceites Legítimo”.

En la misma comunicación, la firma señala que dejará de participar en el negocio de aceites refinados, proceso centralizado en la planta de Valentín Alsina, “y focalizará las inversiones en garantizar la continuidad y expansión de la principal actividad: la originación, el procesamiento de semillas oleaginosas, y la comercialización de cereales y productos derivados de la molienda de soja y girasol, cuyo principal destino es la exportación”.

La empresa atribuyó así, más evidente que elípticamente, a las políticas del gobierno de Mauricio Macri la decisión del cierre.

Pero en el gremio de Aceiteros sospechan que la movida no es tan lineal y transparente. “Estas empresas no pierden nunca. Ni con la caída del mercado interno”, ventiló sus dudas a El Ciudadano el titular de la Federación Nacional Aceitera, Daniel Yofra. Aunque no dejó de coincidir en el diagnóstico sobre el “desastre” que están provocando las políticas del gobierno nacional “en especial en los trabajadores”, recela de que la intención final de la firma sea cerrar la planta, y entiende que el accionar de Cofco “mete presión” a los gobiernos nacional y bonaerense.

Las mismas y otras dudas alberga Roldán: el dirigente sindical dio cuenta, además, de que si bien está claro que Cofco soporta una acentuada caída del consumo por el achicamiento del mercado interno, el efecto tuvo un contrapeso con la devaluación del año pasado y también con la baja de retenciones a las exportaciones de granos y oleaginosas. Su suspicacia, entonces, apunta a una “ofensiva de máxima” para terminar reduciendo personal –entre otras posibles intenciones, siempre teniendo como víctimas a los trabajadores– dada la intransigencia de los gremios aceiteros federados a negociar despidos o suspensiones.

La empresa no dejó entrever, por lo pronto, ninguna otra salida al cierre. Incluso hasta ofreció públicamente una rara chance al personal: “La compañía ha comunicado esta decisión a sus 195 empleados, así como a las autoridades locales, provinciales y nacionales, a quienes se les ha asegurado que se cumplirán con todas las obligaciones que exige la ley en estos casos”, continúa el comunicado de Cofco, que incluso anuncia que “ha contemplado ofrecer a algunos empleados la reasignación de tareas a otras plantas”, pero “cuando la distancia entre sus domicilios y aquellas, lo permitan”. Las otras locaciones de la multinacional china están en Junín, en el centro de la provincia de Buenos Aires, y en Puerto San Martín, en el Cordón Industrial de Rosario.

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