Más de 36 millones de colombianos podrán elegir este domingo en las urnas al próximo presidente del país en un balotaje marcado por una polarización extrema entre el delfín del ex mandatario Álvaro Uribe, Iván Duque, y el embanderado de la izquierda, Gustavo Petro.
Según un promedio de los últimos sondeos publicados, Duque, un joven senador y ex economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ganaría la segunda vuelta con un 51% de los votos.
Petro, un ex guerrillero que se desmovilizó en un acuerdo de paz en 1989 y que fue alcalde de Bogotá y senador nacional, quedaría lejos, según el promedio de encuestas, con un 37% de los votos.
La gran sorpresa de la jornada la podría dar el voto en blanco, que en Colombia es considerado un voto válido porque uno tiene que tildar esa opción de manera explícita en la boleta.
No será fácil gobernar en la tierra del café, de las rosas, de la guerrilla, de Pablo Escobar, de Botero, de García Márquez, de Shakira, y hasta de la industria de la moda. Así de diversa es esta controversial Colombia, a la que últimamente se le ha agregado la problemática de la migración venezolana, sobre todo en las ciudades y pueblos de frontera.
Proyectos antagónicos
En ese marco, los electores se encuentran frente a dos proyectos antagónicos de país, definidos por Duque por un lado y Petro por otro.
Duque es abogado y fue senador de Colombia. Se desempeñó como asesor internacional de Álvaro Uribe y representante de Colombia ante el BID. Como senador fue autor de cuatro leyes de la República sobre mejoras en las áreas de salud, laboral, educación y cultura.
Su compañera de fórmula es Marta Lucía Ramírez, senadora y ex ministra de Defensa de Colombia (primera y única mujer en ocupar ese cargo en país caribeño), con quien Duque ganó la primera vuelta presidencial del pasado 27 de mayo con 39% de los votos.
La dupla plantea “combatir la miseria que trae el socialismo del siglo XXI”, fortalecer la seguridad, reforzar las relaciones con el sector privado, crear un Fondo Nacional para el Desarrollo de la Economía Naranja (aquella que involucra a la industria creativa y cultural), profundizar los mercados de capitales, impulsar la tecnología y la innovación.
Analistas han señalado que estos enunciados resultan sólidos, pero que la candidatura arrastra la sombra del lado oscuro del uribismo (asociado a la intransigencia y con un historial de acusaciones de haber organizado grupos paramilitares de gatillo fácil, entre otros crímenes contra los derechos humanos durante el combate a las guerrillas).
Petro, a la izquierda
Del otro lado del mostrador está Gustavo Petro, el candidato presidencial del Movimiento Colombia Humana, con su compañera de fórmula Ángela Robledo, representante en la Cámara por Bogotá del Partido Verde (quien en dos ocasiones fue elegida la mejor congresista mujer del país).
Petro es economista y ocupó diversos cargos públicos, entre ellos senador por el Polo Democrático Alternativo y alcalde Mayor de Bogotá. En sus inicios formó parte del grupo guerrillero M-19
En su haber, Petro denunció casos que relacionaban a algunos políticos (incluyendo a Uribe) con grupos paramilitares, lo que destapó el escándalo de lo que se dio en llamar “la parapolítica”.
Las propuestas destacadas de Petro tienen que ver con la prohibición de la portación de armas de fuego, la política pública de ampliación de agua potable, la creación de comedores comunitarios, el desarrollo de la salud pública en relación con los indigentes, los subsidios a los necesitados, la educación gratuita, la igualdad de la mujer, el Centro de Ciudadanía Lgbti (lesbianas, gays, transexuales e intersexuales).
De ganar la presidencia de Colombia, anunció que se enfocará en tres bloques temáticos: superar la segregación y la discriminación, fortalecer lo público y enfrentar el cambio climático.