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Colombiano robó joyas en el Mundial de Rusia, lo extraditaron de Argentina y dijo dónde las enterró

Cayó en el barrio porteño de Caballito por intento de robo de viviendas y allí saltó el pedido de extradición de la Federación Rusa, que fue concedido. Ahora, indicó el lugar donde con sus cómplices había ocultado el botín de más de u$s 2 millones: en un bosque de Kazán

El Ministerio del Interior de la República de Tartaristán anunció el hallazgo de joyas robadas de una convención durante el Mundial de Rusia de 2018: cuatro bolsas con diamantes y otras alhajas valoradas en más de dos millones de dólares estaban enterradas en un bosque de la ciudad rusa de Kazán. La historia del hurto tiene como protagonista al colombiano Edgar Alejandro Valero Valero, de 45 años, y un escenario argentino: el hombre fue detenido en el barrio porteño de Caballito por un intento de robo a domicilios, y allí saltó un pedido de extradición de la Federación Rusa por el hurto, que finalmente fue concedido. Valero Valero, finalmente, indicó dónde él y sus cómplices habían escondido el botín, intacto bajo tierra por tres años.

Valero Valero llegó a Rusia en 2018 como un amante del fútbol cualquiera para asistir al Mundial. Lo hizo junto a otros colombianos que, en verdad, tenían en la mira otro evento: el Exhibition Centre Kazanskaya Yarmarka, en la ciudad de Kazán, a 820 kilómetros de Moscú. Allí estaba programada una exhibición de joyas, y el grupo era especialista en hacerlas desaparecer.

La banda rastreaba por internet este tipo de convenciones de joyeros y partían desde su Bogotá de residencia para perpetrar los robos de alhajas.

En Kazán lo hicieron de nuevo, en julio de 2018. Su blanco fue un empleado de seguridad del stand de la joyería Seven Diamonds. Lo engañaron y se alzaron con una valija que transportaba. Dentro, había alhajas valuadas en 2,1 millones de dólares.


Dos meses después, la oficina rusa de Interpol identificó al líder de la banda que cometió el robo y emitió un pedido de captura internacional. Nada sabían, en cambio, sobre su paradero. Sólo que, por la modalidad del grupo, podía estar tanto en Europa como en Asia o Estados Unidos.

Pero no: apareció en Argentina, donde quedó expuesto por un intento fallido de golpe menor, el robo de viviendas.

En el mediodía del 1 de septiembre de 2019 lo detectó el portero de un edificio de calle José María Moreno al 600, en el barrio porteño de Caballito, por las cámaras de seguridad. Las imágenes mostraban al colombiano y un cómplice cuando entraron a la cochera con una llave, para esperar la oportunidad de desvalijar los departamentos en los que no hubiera moradores.

Tras un aviso al 911, Valero Valero fue detenido. Entonces, saltó el pedido de captura de Interpol y, poco después, llegó la solicitud de extradición de la Federación Rusa. La Justicia argentina dio el visto bueno, porque pese a que en el país estaba pendiente una causa contra el colombiano, era de gravedad notoriamente menor a la que figuraba en el pedido ruso.

El 8 de marzo pasado, las autoridades argentinas trasladaron a Valero Valero hasta el aeropuerto de Ezeiza y lo subieron a un avión con destino en Moscú.

La semana pasada, Valero Valero declaró ante la justicia en Kazán, admitió el robo y aceptó indicar el lugar donde lo habían escondido: un bosque que rodea la ciudad. Con sus indicaciones, y el auxilio de detectores de metales, aparecieron bajo la tierra las cuatro bolsas con los diamantes y las joyas.

De Bogotá a la Argentina

Valero Valero es uno de los que en Colombia se conoce como «botineros»: bandas, muchas de ellas de composición familiar, que se especializan en robar valijas con joyas por todo el mundo. La suya era conocida como «Los Internacionales».

Los botineros tienen otra unidad de negocios ilegales: también son «apartamenteros», versión colombiana de los escruchantes argentinos. Algunos integrantes de «Los Internacionales» recalaron en Buenos Aires. De a poco, se fueron instalando entre los años 2007 y 2009. Varias causas judiciales hacen referencia a sus delitos en territorio porteño. Uno de ellos le costó la extradición a Valero Valero.

Edgar sacó un DNi argentino y el 1 de agosto de 2009 se inscribió en la Afip como titular de un emprendimiento de «Venta al por menor de artículos textiles excepto prendas de vestir». Y después diversificó sus fachadas legales en el rubro «Venta al por menor de artículos de uso doméstico».

 

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